Ni la proximidad al partido con el Atlético el próximo jueves prolongaría la etapa de Gaizka en el banquillo. Tino Fernández reunirá el domingo al consejo para tratar el futuro del técnico
26 feb 2017 . Actualizado a las 00:36 h.La inercia convertía en inevitable que la durísima derrota del Deportivo en Butarque (4-0) deje a Gaizka Garitano con un pie fuera del equipo coruñés. Sin vencer en el 2017, con apenas 4 victorias en lo que va de temporada y después de desperdiciar un engañoso colchón sobre los puestos de descenso, adquirido más por deméritos de la competencia que por virtudes propias, Garitano puede estar viviendo sus últimas horas como entrenador blanquiazul. Por si quedaba alguna duda, el bochorno sufrido ante el Leganés provoca que ni siquiera la cercanía del próximo partido (el jueves ante el Atlético de Madrid en Riazor) pueda evitar un relevo en el banquillo.
Tras la derrota de Butarque, Tino Fernández anunció que el consejo de administración del Dépor se reunirá este mismo domingo, posiblemente aprovechando el partido del Fabril al mediodía en Abegondo, para decidir el futuro de Gaizka Garitano. «Mañana será un día intenso de trabajo. Tengo ilusión por sacar esto adelante. No analizamos aún nada, bajé al vestuario a dar ánimos. Estaban tristes y en silencio. Pido disculpas a la afición no por la derrota, sino por cómo se produjo», dijo el presidente del Deportivo a los medios. «Quedan muchos partidos y lo vamos a levantar. Esto es perfectamente remontable. Necesitamos resetearnos y mostrar una imagen muy distinta», abundó Tino.
Todo apunta a que Gaizka Garitano será el cuarto despido de un Tino Fernández que no acaba de dar con la tecla del entrenador desde que aterrizó en la plaza de Pontevedra. Según ha podido saber La Voz de Galilcia, en el consejo de administración había unanimidad y pleno convencimiento de que el equipo precisa un revulsivo y que este pasa por el cambio de entrenador.
«Yo soy el máximo responsable del equipo y seguramente no haya hecho buenas lecturas de los partidos, pero intento siempre mejorar. Acepto las críticas y las respeto. Lo que pase conmigo no es importante, porque lo que todos queremos es que gane el Dépor», dijo Gaizka Garitano en la previa del choque en Leganés, consciente de lo que se jugaba él y el equipo que dirige desde el pasado mes de junio. A pesar de su capacidad de trabajo y del esfuerzo por encontrar las teclas que afinasen la melodía del equipo coruñés, al final los resultados dejan contra las cuerdas a Garitano, quien no ha sabido capitalizar el buen momento del Dépor antes del parón navideño, cuando al fin los herculinos adquirían el vuelo que parecía desprenderse del nivel de su plantilla.
Traído a A Coruña para buscar un ambiente tranquilo tras la zozobra interna que dejó la etapa Víctor Sánchez del Amo, y con la misión de borrar el decepcionante final de temporada pasada que abocó al Dépor a salvarse de nuevo en la última jornada, Garitano arrancó de manera discreta pero parecía haber encontrado fútbol y resultados cuando Emre Çolak, Andone, Babel y Guilherme tejieron los mejores minutos de juego de la temporada. Pero tras la marcha del holandés, el nivel competitivo del Dépor decayó y no se ha percibido reacción táctica ni futbolística por más que Garitano intentase poner en valor que su equipo generaba más ocasiones que el rival, tenía peor suerte en las áreas o resultaba perjudicado por los arbitrajes.
«Garitano cumple muchos de los requisitos que queríamos. Es un entrenador de club, directo, honesto y con un cuerpo técnico experimentado. Las características de este cuerpo técnico son el antídoto del anterior», afirmó Richard Barral, en las horas posteriores a la llegada de Gaizka. Ahora, se abre de nuevo el abanico y todo apunta a que el Dépor buscará su octavo entrenador del Dépor en las siete temporadas, síntoma de que vuelven a estar las cosas apretadas en la lucha por evitar el descenso.