Menos silencios y más transparencia

José M. Fernández PUNTO Y COMA

TORRE DE MARATHÓN

08 feb 2017 . Actualizado a las 16:15 h.

Además de destrozar unos cuantos metros cuadrados de la mal atendida cubierta de Riazor, la madrugada del viernes dejó sobre la mesa alguna certezas, varias preguntas sin respuesta y el habitual fuego cruzado en el teatro de María Pita. Efectivamente, el estado de las cubiertas es tan lamentable como cabía esperar después de tantos años de olvido y de la inexistencia de un plan de mantenimiento preventivo; y el hasta ahora único proyecto de rehabilitación y reparación, que arrancó a finales del 2013 -duerme el sueño de los justos-, se esfumó en octubre del 2016.

Si era previsible el que el Partido Popular -a su iniciativa se debe que se pusiera en marcha el proceso en el 2013- y la Marea se tiraran los trastos a la cabeza, llama la atención el silencio de Dragados, la firma que ganó un concurso al que se presentó voluntariamente, después de, se supone, conocer y estudiar en profundidad un proyecto por el que iba a ingresar 2,59 millones de euros. La empresa constructora, con una amplia experiencia en el sector, obtuvo la máxima puntuación técnica y su oferta económica se situó justo en la media (una bajada del 11,11 %) de sus ocho competidoras. Tampoco detectó nada extraño Dragados en junio del 2015, cuando aceptó sin oposición el replanteo y colocó en Riazor el cartel de inicio de las obras. De ahí que resulte inexplicable su cambio de criterio, como el de la Marea, que renunció al legítimo derecho a incautar la garantía y a la posibilidad de reclamar una indemnización. Al fin y al cabo, se trata de defender los intereses de la ciudad, lo que demanda más explicaciones y coraje y menos silencios. Y todo a cambio de unas cuantas promesas que, en el mejor de los casos, amenazan con prolongar la solución más allá del 2020.

Paradojas del destino, el dueño de la empresa que renunció a rehabilitar Riazor preside el club que propuso arreglar la grada de Río de Balaídos en menos de 24 horas. Sí, el dueño de Dragados y presidente del Real Madrid.