Bautizo de primera en la vieja catedral

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

GONZALO BARRAL

Juanfran y Arribas guardan cariño al antiguo San Mamés, escenario de su debut en la categoría

09 feb 2017 . Actualizado a las 15:12 h.

Del mismo modo que el niño no elige el vestido con el que se enfrenta a la pila, Juanfran se inició en Primera embutido en un traje del color prohibido. «Nos tocó ir de amarillo», recuerda de aquel día. Luis Aragonés habría aplazado su debut. Como en Dortmund, hace diez años, cuando se negó a recoger un ramo de flores de ese color y desairó a los anfitriones de la selección en el Mundial. «A mí me van a dar un ramo de flores, que no me cabe por el culo ni el pelo de una gamba», rezongó entonces el fenomenal técnico de Hortaleza. Dos años más tarde, para regatear la superstición y convertir a España en campeona de Europa se convenció a si mismo de que la segunda equipación tenía camisetas mostaza. En nada de eso reparó Juanfran, y estuvo a punto de pagarlo con un estreno torcido. «En la primera acción casi me expulsan. Le pegué un viaje a Iraola que lo mandé a la grada. A los diez segundos de entrar. Había llovido mucho y yo empecé a resbalar y resbalar y... Al final solo me sacaron amarilla, pero habría estado curioso», bromea. El suyo fue un bautizo gamberro en La Catedral

Con la familia en la grada

El de Alejandro Arribas, sin embargo, fue un clásico. De los de fiesta por todo lo alto y convidados llegados de fuera. Para rememorarlo, el central echa la vista a la bancada. «Guardo un recuerdo muy bonito de ese partido. Vino a verlo mi familia y al salir del estadio estaban mi padre y mi hermano esperándome», relata. La grada del viejo estadio, aquel 28 de agosto del 2011 estaba llena de gente de Arribas. Hubo doble motivo de celebración: particular y colectiva. Porque al mismo tiempo que el zaguero madrileño se estrenaba en Primera, su equipo, el Rayo, retornaba a la categoría ocho años después de abandonarla, y arrancaba un valioso empate a domicilio. 1-1.

«El nuestro lo marcó Movilla», precisa el ahora jugador del Dépor. El calendario marcaba que el regreso debía producirse en Vallecas, pero una huelga de futbolistas obligó a aplazar la primera jornada completa. Y Arribas, «encantado» de bautizarse en La Catedral. Aquella fue la cita que más le ha castigado: «Acabé cansadísimo; el partido que más cansado he terminado, seguro que por la tensión». Sufriendo a los 22 años las ansias propias del bautizo: «Estaba muy nervioso porque estaba cumpliendo un sueño que tenía desde que empecé a jugar al fútbol, fue maravilloso». Bailó con Llorente y el riojano se fue de vacío. El tanto local lo marcó Iturraspe.

El 23 de marzo del 2008 solo hubo un gol en el viejo San Mamés (jubilado el 16 de septiembre del 2013). Fue obra de Joseba Etxeberría. «Era uno de sus últimos partidos en activo», apunta Juanfran, quien ve «un grandísimo futbolista» en el de Elgoibar. La admiración no llegó a tanto como para intercambiar camisetas, porque el carrilero blanquiazul, que entró por Cotelo en el minuto 82, eligió conservar la suya; la del Getafe. «Luego me costó mucho volver a jugar en Primera así que ese día lo recuerdo con especial cariño. Me gusta ir a jugar allí porque es donde todo empezó Tengo las fotos de ese día, los recortes...». Y el traje completo. El especial. El amarillo.