Existe una tendencia entre los aficionados a decir que los mejores equipos son esos que la hinchada se aprende de memoria del 1 al 11 y en los que el entrenador apenas modifica pequeños detalles por sanciones o lesiones. Garitano está tirando por tierra esa teoría haciendo de la elección semanal del once una virtud.
Creo que algo que está haciendo muy bien el entrenador del Deportivo es saber escoger un equipo para cada encuentro, dependiendo del estado de forma de sus jugadores, de la forma del juego del rival, del calendario...
Desde fuera, da la sensación de que hace un estudio muy bueno de los rivales y en función al resultado del mismo prepara el partido y, sobre todo, el once inicial.
A veces, en la grada, cuesta entender por qué un futbolista que la semana anterior lo hizo muy bien es suplente en el siguiente encuentro. Muchas veces, tampoco sé explicarlo, pero considero que es un valor a tener en cuenta en el juicio al entrenador. Eso no quita que si hay un equipo que está funcionando no vayas a apostar por él durante varias jornadas. Hay que ser flexibles con ambas posturas: ni es imprescindible mantener el equipo cada jornada, ni cambiarlo cada semana.
Con esta política que está siguiendo, Garitano consigue dos cosas: crear incertidumbre en el rival, que nunca sabe qué Dépor se encontrará, y mantener a todos sus jugadores enchufados y que salga quien salga dé la talla. Con la excepción clara de Bergantiños, el entrenador está siguiendo esta línea que le da frutos.
Y eso se vio, sin ir más lejos, el pasado sábado. Obligado por las circunstancias sí, pero lo cierto es que en el equipo que anteayer sacó Garitano había muchos futbolistas de los llamados no habituales. Y el equipo rindió a un gran nivel e incluso se hizo merecedor de un mejor resultado frente a uno de los rivales más potentes de la categoría.
Muchas caras nuevas pero el equipo sigue manteniendo la mejoría alcanzada en el mes de diciembre.