No hay derrotas dulces

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois EL TERCER TIEMPO

TORRE DE MARATHÓN

11 dic 2016 . Actualizado a las 15:43 h.

Alguien dijo que no existen las derrotas dulces. Para un ganador no hay margen para la autocomplacencia cuando una victoria se escurre. Y es verdad. Pero solo resulta tan cierto como que el Deportivo emitió en el Santiago Bernabéu señales inequívocas que confirman su mejoría de las últimas semanas. Ya no avanza como un equipo al que salvan los malos resultados ajenos, sino que luce como un grupo en el que las virtudes se encuentran en todas las líneas del campo. Aunque perdiese tanto antes y aunque cayese ayer, los matices siempre marcan la diferencia.

A los buenos jugadores hay quien los detecta con solo verles calzarse las botas. Al deportivismo le sucedió algo así con aquellos 20 minutos del debut de Joselu, antes de que la grada lamentase otra derrota crudelísima ante el Athletic. Marcó en Madrid apuntando una interesante sociedad con Andone.

Uno deslumbra por su talento, desafiante bajo presión: regaló un primer gol con tanta fantasía como frialdad y tuvo aplomo para acomodarse la pelota y marcar el segundo. Mientras que el otro, al que hace solo unas semanas parecía irle demasiado grande la Primera, se desempeña ahora como el delantero ideal para un equipo que quiere transformar su rol de aspirante a la permanencia en un papel algo más ilusionante. Pero por detrás de ellos asomó durante muchos minutos un equipo bastante más fiable que el de principio de liga. Aunque pierda contra un grupo de rivales que simuló caídas hasta el hartazgo y en el que Ramos pudo ser expulsado poco antes de marcar, deja el Bernabéu después de una maldita dulce derrota, de esas que dejan una puerta abierta para pensar en más noches redondas esta temporada.