Sidnei entierra la maldición

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Abrió la cuenta local al anotar su primer gol con el Deportivo en su estreno como capitán en Riazor

06 dic 2016 . Actualizado a las 14:01 h.

Concluido el partido del Villamarín, algunos compañeros se acercaron a Sidnei, que había pifiado inexplicablemente un remate franco en un saque de esquina. «Se confirma que lo tuyo no es el gol», vinieron a decirle al brasileño, que como respuesta tiró de historial. Siete dianas con el Benfica, dos en doce encuentros con el Besiktas, y una en los 18 duelos que disputó defendiendo al Espanyol. Nada despreciable para un central; pero a partir de ahí se abre una laguna de casi dos temporadas y media, las que el brasileño ha pasado enrolado en el Deportivo.

No le han faltado ocasiones, algunas tan claras como la que tuvo frente al Betis, pero sus remates nunca habían encontrado la red hasta ayer. El día en que parecía más complicado, el que le obligaba a romper una doble maldición. Porque a la constante falta de puntería había que sumarle el peso del brazalete en la campaña más aciaga para todos aquellos que han ostentado el cargo de capitán en el conjunto coruñés.

Las dos primeras espadas, LaureBergantiños, apenas han tenido minutos. El de la Sagrada ni siquiera se había estrenado hasta la cita copera, que el lateral no pudo disputar por lesión. A los siguientes en la línea sucesoria no les ha ido mejor. Lux arrancó el curso de titular para acabar cediendo la plaza bajo palos, que ahora ocupa Tyton. Mosquera también parecía un fijo, pero la presencia de Borges y Guilherme en el doble pivote que se enfrentó a la Real delata que el 5 ya no es imprescindible.

Quizá ayer ayudó el detalle de jugar con un brazalete distinto, con todos los colores del arcoíris. El caso es que Sidnei enderezó su titubeante primer tramo de temporada luciendo el emblema de la lucha contra la homofobia. Completó un partido impecable en defensa y abrió la lata para su equipo frente a un rival que llegaba crecido. A partir de ahí, la cita se puso de cara y todo lo que no le había funcionado al Dépor hasta hoy empezó a salir redondo. Tanto que incluso Íñigo Martínez echó una mano, fusilando involuntariamente a Ruli.

Garitano encontró al fin su estrella y todos los jugadores la fueron aprovechando por turnos. Babel cazó el rechace después de fallar desde los once metros, los palos salvaron por dos veces a Tyton en una misma jugada, y Andone volvió a ver puerta pese a errar antes hasta en tres ocasiones solo frente al portero.

«Cuanto menos piense, mejor»

«Cuanto menos tiempo tenga para pensar, mejor», bromeaba ya tranquilo el punta rumano una vez concluido el choque. Además, regaló una serie de elogios en zona mixta a su socio sobre el césped. La conexión con Çolak fue constante, aprovechando un nuevo recital de fútbol del turco, a quien todos buscan cada vez que surge medio problema. Nada asusta al ex del Galatasaray, que retiene la bola el tiempo necesario cuando el equipo sale de la cueva y la coloca en el punto exacto cuando se trata de lanzar a un compañero rumbo a puerta. Riazor ovacionó su recital, como el de Andone y el de Guilherme. Volvió la comunión con el equipo. La maldición parece rota.