Ahora es tiempo de Albentosa

Xurxo Fernández Fernández
xurxo fernández A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

El central hace apología del plantel, reclama empaque, y pide más respeto por parte de los colegiados

24 sep 2016 . Actualizado a las 16:27 h.

En un vídeo que el Atlético colgó ayer en su web, Sávic dedica medio minuto a responder preguntas que le hacen los aficionados desde las redes sociales. «Veo al equipo muy bien, espero que vamos a ganar», dice el central serbio sobre el partido de mañana. Con semejante capacidad de síntesis, liquida cuatro preguntas en poco más de 30 segundos. Repasa el estado anímico del grupo, habla de la Champions y hasta desvela que si no fuera por el fútbol estaría jugando al balonmano.

En el norte, ese es el tiempo que invierte Albentosa -otro que habría hecho buen caldo como pivote- en media contestación. Porque sobre el conjunto colchonero no queda ya mucho que contar, pero lo que sucede en el próximo visitante del Calderón merece explicaciones y ayer se explayó uno de los nuevos. «Llevo un mosqueo yo, conmigo mismo, que estoy como para no hablar con nadie», cerró el zaguero su comparecencia; sin embargo, antes había invertido un cuarto de hora en desmenuzar ese cabreo ante los medios en una rueda de prensa memorable.

Y eso que llegaba con parte de la tarea adelantada por Twitter, donde colgó varias fotos retratando desaciertos arbitrales frente al Leganés, y el siguiente mensaje: «Esto es impotencia y estar hundido en casa». Ayer, con una mano vendada como secuela del jueves, profundizó al respecto. «No quise excusarme -aseguró-. Quise pedir que valoren por igual a los jugadores. Que yo mida 1,93 no tiene que ver en las jugadas. Te dicen que con los dos metros que mides no te pueden tirar, pero al final te rompen la nariz o casi te rompen la mano... Y te sabe mal. Te sabe mal porque estás haciendo esto porque te gusta, aparte de que ganes dinero con el fútbol, y porque desde pequeño me lo he currado para estar aquí».

Se apresuró a aclarar, eso sí, que no se amparaba en el trencilla para suavizar la derrota. «Los últimos 25 minutos fuimos flojos física y mentalmente. Perdimos el partido nosotros. No perdimos el partido por el colegiado. Lo perdimos por nuestros dos fallos», recalcó.

No olvidó, sin embargo, su problema particular: los colegiados se ceban con la gente grande. «Trabajas durante toda la semana para con tu 1,93 meter goles y al final pasa lo que pasa (...) En cinco jornadas llevo ocho faltas y tres amarillas». «Cuando a Messi o a Cristiano les dan patadas se dice que hay que cuidarlos, pues vamos a cuidar otras cosas, que también nos lo hemos ganado. Yo voy fuerte, y juego con las manos y los brazos, pero vamos a tener el mismo rasero para todos», reclamó.

Pero lo que Albentosa ofreció fue algo más que un alegato sobre la importancia del tamaño. Verbalizó un grave problema del equipo -«Cuando nos meten un gol parece que se ha acabado el mundo. En pretemporada pasaba igual. Tenemos que ser más fríos, más veteranos»- y proclamó su valía y la de sus compañeros por encima del complicado arranque liguero: «Yo no soy Donato ni el otro es Bebeto; aquí estamos los que estamos y vamos a intentar ir a muerte. Aparte de cojones el fútbol es muchas más cosas, pero en el grupo eso no va a faltar».

Admite que hay carestía de gol, pero apunta a un lastre colectivo, subrayando que «tenemos que dar todos un paso. Ya no hay un Lucas Pérez. El año pasado en Málaga llegamos a ir últimos y al final quedamos octavos y el máximo goleador hizo doce goles. Todos tenemos que aportar». Sin perder de vista que «la casa se hace desde abajo; primero, el trabajo defensivo».

Y de por medio, compromiso: «Este año vamos todos a una, en el mismo carro. Luego me podrán decir que soy muy malo, pero que vean que nos machacamos, nos cuidamos y lo damos todo por quien ha apostado por nosotros. ¿Quién ha apostado por mí? ¿El Deportivo de La Coruña?, pues yo a muerte con el Deportivo».