Víctor Sánchez del Amo, un discutible estreno en solitario

josé m. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Trece meses después de su llegada, Víctor abandona el Dépor con el objetivo cumplido y un reguero de conflictos

31 may 2016 . Actualizado a las 09:02 h.

Trece meses. El tramo final de una campaña y una temporada completa. Cuarenta y seis partidos de Liga y cuatro de Copa del Rey. La etapa de Víctor Sánchez del Amo en el banquillo del Deportivo. El técnico que llegó al conjunto coruñés para eludir el descenso, la conexión sentimental con la grada y el guiño al pasado, abandona el club sin cumplir el año de contrato que firmó en enero y dejando atrás un inesperado reguero de conflictos. Consiguió el objetivo de salvar la categoría en el primer intento, aunque fuera a costa de un agónico empate frente a un Barcelona que ya no se jugaba nada, y repitió un año después tras firmar una notable primera vuelta (27 puntos) y una segunda que a punto estuvo de mandar al Dépor a Segunda. La discutible gestión del vestuario, la escasa sintonía con la dirección deportiva y una piel excesivamente sensible con las críticas han acabado con su estreno como primer entrenador. El entrenador más destacado de la primera vuelta acabó enredado en los líos que él mismo generó.

Gestión del vestuario

Del caso Luisinho a la marginación de Lopo. A solo una semana de arrancar la temporada, el enfrentamiento entre  Luisinho y Arribas amenazó la estabilidad de una plantilla unánimemente definida como fácil de llevar. El técnico adelantó al vestuario que el portugués abandonaría el club. No fue así e incluso Luisinho llegó a disputar 20 partidos y merecer algún elogio de Víctor Sánchez del Amo. Un incidente entre Lucas y Oriol provocó la protesta del portugués, que sintió que se le había tratado de forma discriminatoria, y prendió una llama que ya no se apagaría. Víctor aprovechó la rueda de prensa previa al último partido de Liga para contestar al agente de Luisinho, cuestionar la profesionalidad de Lopo y poner en un brete al club como depositario del mantenimiento del orden. Un monólogo de casi cuarenta minutos, con un cuarto de hora inicial preparado con especial mimo. Una comparecencia tan sorprendente como ilustrativa. Nadie esperaba que destrozara los códigos de vestuario y aireara su incapacidad para gestionar un problema que ya parecía olvidado. En realidad, ahí comenzó a hacer sus maletas.

Autocrítica

Los rivales, sus jugadores y la mala suerte. Tras quedar apeado por el Mirandés de la Copa del Rey e inmerso en una racha negativa que arrancó al final del 2015, Víctor Sánchez del Amo sorteó cualquier atisbo de autocrítica. En declaraciones a La Voz, atribuyó los malos resultados a la mala suerte, «en momentos puntuales», y a «fallos individuales». «Cuando el equipo no rindió fue porque esto es fútbol y el rival también juega», meditaba entonces. El infortunio, los jugadores y los rivales. Víctor eludía así cualquier responsabilidad propia. Ni una reflexión autocrítica sobre la posibilidad de haber cometido errores en los cambios, la escasa utilización de Lopo tras la lesión de Sidnei, el empecinamiento en Manu Fernández para sustituir a Lux, la escasa continuidad de Fede Cartabia o la ausencia prolongada de Jonathan Rodríguez. El Dépor entró en un socavón que le conducía a Segunda de no ser por el triunfo en Villarreal, de nuevo frente a un rival sin nada en juego. En la rueda de prensa previa al encuentro frente al Real Madrid, valoró la temporada del Dépor con su propio estilo: «Lo que no se dice...». Junto al mérito de que solo otros cinco equipos hubieran perdido menos partidos que el Dépor, recalcó el valor de los 18 empates apelando a Cruyff: «Cuando no se puede ganar, empatar es bueno». Los números engañan tanto, que el Dépor fue el equipo, junto al Levante que menos partidos ganó esta temporada (8). En la época del profeta del gol dos empates sumaban lo mismo que una victoria; en la actual, son necesarios tres.

Dirección deportiva

Escasa sintonía. Quizá porque su llegada al Dépor se produjo de la mano de Tino Fernández, Víctor Sánchez siempre quiso buscar refugio en el presidente. Con escasa sintonía con los responsables de la gestión deportiva, el abismo se hizo aún mayor al ningunear a Pletikosa, o exponer en público que había pedido dos refuerzos en el mercado invernal.

Críticas

Piel sensible. «Agradezco las críticas, sobre todo las más ácidas». Así se mostró Víctor Sánchez del Amo en su penúltima comparecencia ante unos medios a los que dice que no presta atención. Como entrenador ha mantenido la costumbre que ya tenía de jugador de matizar -«deberías haber puesto...»- a la prensa. Atento a los pequeños detalles, trata de adivinar entre líneas y siente como una amenaza malintencionada cualquier atisbo de crítica. Así ha sido durante su corta estancia en A Coruña, tan acompañado por su inseparable cuerpo técnico, como siempre atento a esas redes sociales en las que encuentra el refugio ante lo que adivina como amenaza.

El récord de empates y un 20 % de victorias en 50 partidos oficiales

En su particular lectura de los resultados de una temporada en la que el Dépor finalizó con un colchón de cuatro puntos sobre el descenso, Víctor Sánchez del Amo recalcó la importancia de que solo cuatro equipos (Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid y Villarreal, los cuatro primeros clasificados). Tan cierto como que junto al Levante, colista, fue el equipo con menos victorias: ocho.

Tras haber dirigido al conjunto coruñés en cincuenta partidos oficiales (46 de Liga y 4 de Copa del Rey), Víctor acumula en su historial 10 victorias (20 %), 25 empates (50 %) y 15 derrotas (30 %).

En sus 46 partidos de Liga en el banquillo del Dépor, ha cosechado 9 triunfos, 23 empates y 14 derrotas. En la temporada pasada, dirigió al conjunto coruñés en ocho partidos, de los que ganó uno, empato dos y perdió cinco. En la recién terminada, tuvo 8 victorias, 18 empates y 12 derrotas.

Lo más significativo y un dato para la historia, son los 18 empates, una marca inédita en Primera División y el 0-8 que le infligió el Barcelona en Riazor, la mayor goleada encajada por el Dépor en Primera División.

El Dépor realizó una notable primera vuelta (27 puntos), pero en el tramo final inició una racha de 14 partidos sin ganar (incluidos los dos de Copa del Rey frente al Mirandés), además de acumular una vuelta completa sin mantener su portería a cero. Tras conseguir empatar en Getafe (0-0) en la primera vuelta, el Dépor no volvió a acabar un partido sin encajar un gol hasta la penúltima jornada, en Villarreal (0-2), en el encuentro en el que certificó su permanencia en Primera División.