Irresponsabilidad

Miguel Juane TRIBUNA

TORRE DE MARATHÓN

26 may 2016 . Actualizado a las 01:11 h.

No puede uno menos que congratularse por la transparencia en la gestión, el rigor y la eficacia que están demostrando los actuales rectores del Deportivo de La Coruña, tanto en lo deportivo como en lo institucional. Y ello a pesar del lastre que arrastran por la herencia recibida de los anteriores mandatarios de la entidad. El esfuerzo, el tesón y la seriedad que están mostrando, tendrá que obtener su merecida recompensa, como está sucediendo con los designios del Celta de Vigo, su vecino del Sur, que hace ya algún tiempo que ha liquidado su deuda con Hacienda, entre otras.

La noticia de que, desde el propio club coruñés, se exigirán responsabilidades a los antiguos mandatarios por el grave perjuicio económico causado a la entidad, es un ejercicio ya no solo de coraje, sino de coherencia de los actuales gestores ante la irresponsabilidad mostrada por aquellos; y, a nadie, en su sano juicio, se le ocurre pensar que una actuación tan irregular lleve aparejada una exención de responsabilidades. El axioma instaurado en nuestras conciencias de «que el que la hace la paga», nos obliga a tener confianza y esperanza en los mecanismos de la administración de Justicia que, aunque lentos, deben mostrarse contundentes en un caso tan flagrante como este.

No paramos de conocer pequeñas y medianas empresas, empresarios y autónomos que se ven abocados al cierre de sus negocios y comercios por causas muchas veces ajenas a su propia gestión, por la desidia de terceros que incumplen sistemáticamente sus obligaciones con los proveedores y con las administraciones públicas y que resultan especialmente nocivos tanto para los que interactúan con ellos como para el propio sistema de convivencia, e incluso económico, que tantas voces acreditadas y anónimas reclaman, cada vez con mayor énfasis, en nuestra sociedad.

La irresponsabilidad no puede quedar impune ya que, ciertamente, resultaría irresponsable que los responsables, valga la redundancia, de tanta insensatez no respondieran por sus negligentes actos, máxime cuando actuaron en evidente perjuicio de una entidad tan arraigada y querida por la sociedad civil, la cual vive salpicada, dañada, enojada y frustrada en su conjunto por tantos casos de corrupción institucional y, como en este caso, nefasta gestión societaria y social.