Rubén Castro: goles y pecados

Alexandre Centeno Liste
alexandre centeno A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

JOSE JORDAN | AFP

El exdelantero del Dépor regresa a Riazor en la cima de una carrera marcada por el éxito y la polémica

12 feb 2016 . Actualizado a las 13:08 h.

«Solo con que se centrase un poco más, podía ser un delantero de selección. Pero en Sevilla, como marca tantos goles, se le perdona todo. Y esa está siendo su gloria, pero a la vez su condena». La frase pronunciada por un ex-directivo del Betis durante al última visita del conjunto verdiblanco a A Coruña refleja un buen resumen de la figura de Rubén Castro en el conjunto andaluz.

A sus 34 años, el delantero canario regresa el sábado al estadio en el que no consiguió triunfar. Ese en el que durante años se le resistieron los tantos como local. El templo al que llegó como una promesa goleadora de Segunda División, pero que la vasta nómina de delanteros de rango internacional primero y, posiblemente, la inercia después, le impidieron hacer carrera. Ni Irureta, ni Caparrós, ni Lotina consiguieron sacar de él lo que años después sí lograría Pepe Mel, probablemente el gran responsable de que Castro siga jugando hoy en día y, lo más importante, goleando.

Rubén, Mel y el Betis

Más allá del Deportivo y Las Palmas, de donde salió, el pequeño delantero hizo corta carrera en clubes como el Albacete, Nàstic o Huesca, hasta que conoció a Mel en el Rayo y su vida cambió. Encontró la confianza que necesitaba. Y fue precisamente el técnico madrileño el que acabaría llevándoselo al Betis por 1,5 millones de euros, que el Deportivo todavía no ha cobrado. La mitad están como deuda concursal.

Al Villamarín llegó para hacer historia. Y la hizo. Seis años después es el máximo goleador de todos los tiempos de un club por el que pasaron futbolistas ofensivos de la talla de Rogelio, Alfonso Pérez, Cardeñosa o el Lobo Diarte.

Rápido y ratón, Rubén Castro se ha forjado durante estos años una carrera tan acertada de cara al gol como infortunada fuera del terreno de juego. La polémica lo ha perseguido allá por donde fue.

Su desparpajo en el rectángulo de juego y su vida desordenada fuera del mismo lo llevaron a ser comparado en incontables ocasiones con Diego Tristán, por compartir aficiones lúdicas y nocturnas.

Famosa fue su imagen de hace dos temporadas, cuando el Betis descendió, fumando en cachimba en un local nocturno sevillano mientras se encontraba de baja, aquejado de molestias en los isquiotibiales.

Pero sus goles sirvieron para perdonar cualquier atisbo de rebeldía. Tanto que incluso la crónica más negra de la vida de Rubén Castro, con denuncias por supuesta violencia de género, fue transformada por los radicales verdiblancos en un incomprensible gesto de apoyo mediante un cántico que su ídolo nunca llegó a condenar.

Ahora, con 34 años y en el mejor momento de su carrera futbolística, Rubén Castro llega a Riazor con la ilusión de ser padre próximamente y liderando a un Betis que esta temporada ha ido de menos a más.

Con el canario llegan a la capital herculina, el Betis, el gol y el pecado.