El central que apagaba la luz en Riazor

Pedro José Barreiros Pereira
pedro barreiros A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Paco vuelve al estadio donde jubiló la legendaria línea Voro-Djukic-Ribera, pero nunca ganó como técnico

01 feb 2016 . Actualizado a las 18:32 h.

La historia de Riazor y la carrera de Paco, entrenador del Rayo, rival deportivista de esta noche, se cruzan en varias ocasiones. La primera fue cuando, como bravo defensa, secó a Bebeto con un espectacular marcaje en la temporada 92-93. El dios deportivista no dio esquinazo a su sombra hasta el descuento, pero le bastó para regalar el empate al Dépor. Aquella brillante actuación desencadenó ese mismo verano su millonario fichaje por el equipo que entonces entrenaba Arsenio. El Zorro de Arteixo consideraba que el coste, 250 millones de pesetas, era excesivo para un central que iba a ser suplente de una defensa de leyenda y que aún hoy en día se recita de corrido: Rekarte, Voro, Djukic, Ribera y Nando. Pero el futbolista no se conformó. «Era muy competitivo y luchador. Al final del entrenamiento se quedaba conmigo -relata Ballesta, mano derecha de Arsenio- dos o tres veces por semana en Riazor a practicar técnica. Hacíamos salida de balón, juego aéreo, golpeo,... Todos se marchaban, solo me esperaba Arsenio para irnos al club y al final teníamos que apagar la luz», recuerda.

Nacido hace 46 años en Las Palmas porque su padre, el cantaor de flamenco Lucas de Écija, se encontraba en la isla trabajando en un espectáculo, pero criado en Córdoba, con la camiseta blanquiazul ganó dos de los tres títulos que figuran en su palmarés (la Copa del 95 y la Supercopa posterior), a los que hay que añadir otra Copa que en las filas del Zaragoza le arrebató al Celta en el 2001. En La Romareda alcanzó la internacionalidad y disputó la Eurocopa del 2000, donde jugó tres de los cuatro partidos de la selección, pero en A Coruña se quedó su corazón. Aquí viven su mujer y sus hijas, y está su residencia. Como entrenador Paco es sinónimo de valentía y gusto por el fútbol. Así juega su Rayo, en el que se ha labrado una imagen propia y sin doblez. Desde el banquillo, esta será la octava vez que se enfrenta al Dépor. Solo cosechó un triunfo (2-1 en la temporada 12-13 en Vallecas). Nunca ganó en Riazor, donde suma dos empates consecutivos, pero esta noche sueña con volver a apagar la luz.