Llegué al Spartak con Unai Emery cuando Pletikosa dejó el club. Venía de una cesión en el Tottenham en la que apenas jugó y posteriormente nos enfrentamos varias veces con él cuando ya estaba en las filas del Rostov. Recuerdo que siempre jugó muy bien contra nosotros y que la curva del Spartak lo aplaudía mucho. Mis referencias en Moscú eran de un futbolista muy profesional, muy trabajador y muy competitivo. Y en el Rostov era el más destacado, sobre todo en el segundo año, cuando fue uno de los pilares del equipo. Su principal cualidad es el dominio del juego aéreo, pero eso no le impide ser rápido de reflejos, o capaz de volar de palo a palo y hacer la parada más difícil. Para mí estaba entre los cinco mejores porteros de la Liga rusa. El campo del Rostov se parece mucho al de Vallecas, pequeño y con el público muy cerca, y él lo dominaba por completo. Hacía unas paradas espectaculares. Por eso no me extrañó en absoluto que el Deportivo se interesase por él para cubrir la baja de Fabricio. Pletikosa transmite experiencia, pues jugó muchísimo con su selección y con entrenadores de todos los gustos. Sabe leer los partidos y cuándo conviene acelerar el juego o frenarlo.
Los 37 años que está a punto de cumplir no me parecen impedimento para que siga rindiendo al más alto nivel como portero. Ahí está el ejemplo de Buffon, a punto de los 38. Creo que ser capaz de seguir como futbolista profesional a esta edad es precisamente la consecuencia de sus virtudes: un muy buen portero y también muy buen profesional, que se cuida mucho. ¿Por qué le ha costado tanto el salto a una gran Liga? Hay que entender que a un portero le es más difícil el cambio que a ningún otro jugador. Ahora en el caso del Deportivo parece complicado que Pletikosa acabe como primer portero, salvo expulsión o lesión de Lux, pero es seguro también que no le pondrá fácil jugar y que si le dan la oportunidad, no la dejará pasar.