Omnipresente y comprometido

José M. Fernández PUNTO Y COMA

TORRE DE MARATHÓN

24 nov 2015 . Actualizado a las 18:28 h.

Compromiso, trabajo, entrega, derroche físico... equilibrio. Tantas veces habrá escuchado Alex Bergantiños estas palabras al referirse a sus cualidades futbolísticas que sería comprensible que por momentos hubiera dudado entre enfundarse la zamarra blanquiazul o la camiseta de un maratoniano. Grave error. Alex Bergantiños es un futbolista de los pies a la cabeza, lo ha sido siempre, desde sus primeros pasos en Abegondo, cuando se incorporó como un central de futuro, hasta el sábado pasado, cuando, una vez más, puso su generosidad y su inteligencia táctica al servicio del Dépor. También en su desarrollo como centrocampista todoterreno y, como le gustaba decir a Tito Ramallo, «soporte del equipo». Pocos futbolistas pueden presumir de la unánime adhesión de todos sus entrenadores. Él es uno de ellos.

Nada resume mejor el triunfo del conjunto coruñés en el derbi que la actuación de su capitán, un líder silencioso del que, al margen de unos minutos frente al Espanyol, Víctor había prescindido esta temporada, pero que nunca falla cuando se le necesita, aunque casi siempre sea en tiempos de zozobra o necesidad. Nada nuevo. Formó parte del plan de socorro contra el Celta como en su día, tras un largo período de cesiones, se instaló en un Dépor que acababa de descender a Segunda. Un perfil para los tiempos de crisis, un ancla para asentarse cuando el asunto no funciona. Omnipresente, el sábado se le vio en el gol de Lucas y en el de Jonny, en la presión al rival y en las ayudas a cada uno de los suyos.

Decisivo en los dos ascensos, de su boca no ha salido una sola queja cuando, como en buena parte de la pasada temporada, ha dejado de contar, o cuando, en otros momentos, ha sido tratado de forma tan injusta como mezquina. Discreto y silencioso, se desata en celebraciones tan emotivas como las de los goles de Lopo en San Mamés y de Lucas el sábado. Como solo es capaz de hacerlo un deportivista que creció en la Sagrada, el barrio que no ha querido perder de vista en su madurez.