El niño de los 20 millones

Alexandre Centeno Liste
alexandre centeno A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Marcos Legaz, punta de origen gallego fichado por el Fabril, procede del Madrid, que con solo 15 años lo fichó y le puso una cláusula de rescisión de estrella

11 ago 2015 . Actualizado a las 15:55 h.

Marcos Legaz solo tenía 15 años cuando el Real Madrid se lo llevó a La Fábrica. Jugaba en los infantiles del Plus Ultra y varios eran los clubes que lo estaban siguiendo. Tantas eran las novias que hace cuatro temporadas tenía el nuevo delantero del Fabril, que el Madrid echó el resto, le ofreció una beca de 300.000 euros por cuatro años de permanencia en la casa blanca (luego se quedó uno más) y le puso una cláusula de rescisión de 20 millones de euros. Sin duda, una de las más grandes impuestas a un futbolista de su edad.

Sus números pronto comenzaron a avalarlo. En su primera temporada como blanco marcó 41 goles (34 con el equipo cadete y 7 en solo cinco partidos con el juvenil). Un año después, con solo 16 años ya inició la temporada con los juveniles, con el B, en este caso, totalizó 25 dianas. Ya en el juvenil A, sus registros no desmerecieron: 18 y 17 dianas en cada una de las dos temporadas que militó.

Su paso atrás se produjo el pasado ejercicio, cuando estaba llamado a hacerse un sitio en el filial de Zinedine Zidane. «Un insoportable dolor de espalda», recuerda, se cruzó en su camino. «Me pasé el año casi en blanco. Apenas jugué cinco partidos y metí dos goles», lamenta. Pero en la casa blanca no acertaron a encontrar los motivos de sus problemas de espalda y al finalizar su contrato decidió hacer las maletas.

«Mi agente me dijo que el Deportivo estaba interesado, me informé y vi que aquí había un cuerpo médico de mucho prestigio, así que decidí venirme: por el club y por los médicos», admite con sinceridad el joven ariete nacido hace casi 20 años en Argentina, que a pesar de las molestias ya se entrena con el Fabril.

Apellido de la Mariña lucense

En el país natal de su madre vivió apenas un año y medio, momento en el que su familia instaló su residencia en Murcia. Pero por las venas de Marcos Legaz también corre sangre gallega. Su segundo apellido, Paleo, lo delata: «Los abuelos de mi madre nacieron en Galicia, pero no sé decir en qué lugar». Probablemente fuera en la Mariña lucense, en donde abunda ese apellido.

Más allá de su ascendencia, el nuevo delantero del Fabril llega al Deportivo después de haber vivido lo peor del fútbol, en forma de lesión, y lo mejor, cuando fue convocado por Mourinho para entrenarse con el primer equipo. «La verdad es que es algo que motiva mucho y anima a seguir trabajando».

En el Dépor también se ilusiona con poder entrenar con la primera plantilla, aunque asume que eso es algo que llegará con el tiempo. «Soy futbolista del Fabril y vengo a jugar en Tercera División. El proyecto me gusta y que sea mi trabajo el que me abra la puerta de la primera plantilla», explica con esperanza pero sin precipitarse el delantero de origen gallego.

Un goleador que ya vistió la camiseta de la selección española en categoría sub-16

«Me considero un jugador rápido, con mucho movimiento y buen juego de espalda... Ah, y claro, goleador». Así se define el futbolista procedente de la cantera del Real Madrid.

A pesar de su paso por Valdebebas, Marcos Legaz se muestra con los pies en el suelo y consciente de que en el Dépor tendrá que pelear desde abajo. «A eso vine», insiste.

Recuerda el pasado y cómo llegó al Real Madrid, cuando estaba en la agenda de otros como Milan, Valencia o Nápoles. Eso llevó al Madrid a ponerle una cláusula de rescisión impensable para un niño de quince años. Para él, nunca supuso una carga de presión.

«Sé que el Real Madrid invirtió dinero en mí y que me puso una cláusula muy alta. Pero yo en eso no me fijo. Sé lo de la cláusula porque se comentó mucho, pero yo soy futbolista y no tengo que preocuparme de estas cosas», subraya.

Sobre el hecho de que este elevado caché le hubiera podido causar algún problema en el pasado o se lo cause en el futuro en el vestuario, el murciano ni se lo plantea. «Si algún compañero podía pensar que iba a ir de algo, en cuanto me conoció se dio cuenta de que no. En el vestuario somos todos iguales. Da igual del equipo que cada uno haya llegado o las condiciones que tuviera», responde con madurez.

Fuera del campo, pese a su parquedad en palabras, atesora sencillez y saber estar. El verde del terreno de juego es el sitio en el que prefiere manifestarse. Con goles. Los que necesita el Dépor.