Cincuenta ultras increpan a los jugadores en Abegondo

TORRE DE MARATHÓN

Los aficionados han proferido cánticos de «mercenarios» a los futbolistas

01 may 2015 . Actualizado a las 15:59 h.

Llegaron en tropel bajo la lluvia y colocaron su pancarta en una esquina de la grada de Abegondo. «Nosotros con orgullo», se podía leer en rojo y negro sobre blanco. Dieron la espalda al campo y aseguraron voz en grito que el Dépor son ellos. Autoproclamados únicos representantes del sentimiento blanquiazul, cantaron contra la directiva y los jugadores, a los que acusaron de mercenarios; y cuando les pareció oportuno, echaron el balón al césped. En cuanto el primero pisó la hierba, jaleado por el resto, ya no hubo forma de detener al grupo. Lo intentó un vigilante del club y fue zarandeado por un par de ultras mientras el resto desbordaba a los miembros de seguridad, reforzados por cuatro guardias civiles.

En un principio pareció que el medio centenar de radicales iba a contentarse con simular una pachanga sobre el mismo verde que pisa el Fabril cuando ejerce de local, pero de inmediato cambió el objetivo. Poco a poco, marcado de cerca por las fuerzas del orden, el tumulto se fue aproximando a la zona donde se ejercitaban los jugadores del primer equipo. La excusa: retar a los de Víctor Sánchez a un amistoso en el que demostrar que con la actitud del equipo en Elche no daría ni para vencer en un duelo de aficionados. Pero la mascarada acabó casi de inmediato.

Muchos de quienes ayer acudieron vestidos de corto a la ciudad deportiva -para la mayoría era su primera visita esta campaña- solo vieron en el reto una coartada para acercarse al plantel y cebarse con varios de los jugadores. Con la misma actitud mafiosa popular en países como Grecia o Argentina y que esporádicamente han hecho suya radicales de equipos como el Betis o el Atlético, retratados en anteriores campañas por esas cámaras que ayer difundieron la coacción orquestada de un grupo de seguidores a los integrantes de su equipo bajo la acusación de bajo rendimiento.

Lo curioso es que la principal víctima de la ira de los ultras fue probablemente el futbolista más comprometido con la camiseta que dicen defender quienes le increparon. Alex Bergantiños, capitán en cantidad de partidos este curso y de los pocos que no falla a la hora de dar la cara en las malas, dentro y fuera del césped, aguantó todo tipo de insultos. Nada nuevo, por desgracia, para el rubio de La Sagrada, señalado por unos cuantos tras mostrar su inequívoca repulsa a la violencia en el fútbol. Resignado al papel de portavoz, compareció después del brutal asesinato de un radical coruñés a manos del Frente Atlético y sus palabras no gustaron a muchos de quienes ayer se reivindicaron como únicos representantes del Deportivo.

Robo de botas y balones

El centrocampista, que el domingo había salido hundido del Martínez Valero, aguantó que le llamaran «hijo de puta», «bastardo», «payaso», y «mamarracho» y le exigieran abandonar el club al que pertenece y que defiende desde crío. Mientras, Lucas, Lux y Luisinho trataban de calmar los ánimos y el plantel se trasladaba a otro de los campos para poder proseguir con el entrenamiento. Aprovechando el desconcierto creado, algún exaltado redondeó la faena sustrayendo balones y las botas de Luis Fariña.

El grupo, entre el que se encontraban un par de niños de corta edad, fue abandonando poco a poco la zona donde se desarrollaba el calentamiento, aunque cerca de una veintena todavía optaron por acercarse a la valla para volver a increpar a la plantilla con nuevos gritos y cánticos. El bochornoso espectáculo duró cerca de un cuarto de hora y recordó al vivido tras la derrota con el Granada hace dos temporadas, aunque entonces, la violencia fue física además de verbal.