El argentino olvida sus problemas físicos y apunta a titular frente al Espanyol
20 mar 2015 . Actualizado a las 17:41 h.«Le debo una. Le debo una a la gente». Hace semanas que lo repite. Fariña está convencido de que ha contraído una deuda y vive agobiado por ella. Lo suelta cuando va de camino al vestuario o antes de subirse al coche para abandonar Abegondo. Su voz se suma a la de quienes consideran que el rendimiento del futbolista cedido por el Benfica está por debajo de las expectativas. El martes repitió el mensaje, pero todo había cambiado más allá de las palabras. El tono, el gesto, las sensaciones... Esta vez el par de frases vino acompañado de una sonrisa y un pulgar en alto. De un «me siento muy bien, recuperado por completo». Optimista ante el posible final de un prolongado calvario físico.
Nada nuevo para Luis, que en su primer partido como titular, allá en el Cilindro de Avellaneda, se destrozó la rodilla. Entonces pagó con meses extra de baja su resistencia a abandonar el terreno de juego, del que salió obligado por los doctores tras caer cuatro veces al suelo, incapaz de mantener el equilibrio por la falta de apoyos. Esta temporada volvió a forzar la máquina. El Dépor atravesaba un mal momento antes de recibir a la Real, Toché salía de una lesión, a Salomao le faltaba confianza y Lucas era baja segura. Así que el argentino quiso recortar exageradamente los plazos de recuperación de una lesión muscular de grado 2. Completó una sesión de entrenamiento con el grupo y le costó un par de semanas sin poder ejercitarse con normalidad. Regresó para convertirse en héroe frente al Elche, pero enseguida se metió en otro túnel.
Pocos minutos sobre el césped
Nunca consiguió alcanzar la forma necesaria para rendir al nivel que se le supone, el que ya demostró en Racing y ha dejado ver puntualmente con la camiseta blanquiazul. Frente al Valencia se mantuvo más de media hora sobre el césped (36 minutos) por primera vez en las últimas diez jornadas. Antes había pasado unos días en el hospital, víctima de una infección bacteriana en el pie.
«El problema de Fariña no es que juegue por dentro o por fuera. Su problema en estos momentos es ponerse bien, aprovechar al máximo los entrenamientos, tener más incidencia cuando salga al campo... Ese es su gran desafío». Víctor Fernández resolvió así una pregunta previa a la visita del Sevilla acerca de la falta de oportunidades dadas al de Villa Fiorito en su puesto natural, el de mediapunta.
Dos jornadas después, el reto parece superado y el míster ya ensaya con el 24 entre los posibles titulares para un nuevo encuentro crucial. Ayer empezó colocándolo a la izquierda, donde el argentino se siente más incómodo, pero acabó haciéndole sitio en el enganche a costa de desplazar a Lucas a la derecha (en todos los casos, el sacrificado sería José Rodríguez). Llega el Espanyol y no hay mejor ocasión para que Fariña ajuste cuentas.