Pon un broche a tu vida

La Voz REDACCIÓN

TENDENCIAS

Durante años hemos marginado estas piezas de joyería hechas accesorio porque creíamos que nos echaban años encima. Sin embargo, Christina Hendricks ha demostrado su versatilidad y su capacidad para transformar prendas

14 ene 2015 . Actualizado a las 10:11 h.

La moda vive de mirar al pasado, y también a la pequeña y a la gran pantalla. Y cuando ambas tendencias se cogen de la mano, crean auténticos monstruos difíciles de parar. Así, cuando las féminas de medio planeta se estaban recuperando del auge de las mujeres glamurosas que parecían recién salidas de una revista de moda, con sus altos tacones y sus vestidos a los que nadie se podía resistir, que vendieron durante años series como Sexo en Nueva York o Gossip Girl de repente allá por el año 2007 todo cambio. O más bien, todo retrocedió. De repente, los iconos cambiaron y regresamos al estilo sesentero de Jackie Kennedy y Audrey Hepburn. ¿La culpa? La serie Mad Men. La ficción recuperó, para el delirio de la industria de la moda, el clasicismo por antonomasia que se perdió a partir de finales de esa década. Así, volvieron las faldas rectas por las rodillas, las blusas en tonos pasteles y los broches. Sí, esas piezas de joyería convertidas en accesorio que hasta hace nada el bando femenino marginaban por considerar que lucirlos provocaba ganar años sin tenerlos. Pero nada más lejos de la realidad. Y, si no que se lo digan a Christina Hendricks. La pelirroja de Mad Men no hace más que ponerle a su personaje de Joan Holloway broches para completar sus vestidos ceñidos, sus blusas o sus chaquetas y sacarse el mayor partido.

Pero Christina Hendricks no es la única. Otra pelirroja de Hollywood, Emma Stone, es otra habitual de los broches. La actriz ha dejado claro en más de una alfombra roja que estas joyas son una de sus apuestas seguras para completar un vestido o un peinado -sí, no solo de solapas viven los broches-. Pero estos accesorios no son solo cosas de mujeres con el pelo de color fuego. Michelle Obama, Sandra Bullock, Charlize Theron o la española Nieves Álvarez se han subido en alguna ocasión al carro de unas piezas que destacan por su versatilidad y por su capacidad de transformar prendas.

A pesar de todas las posibilidades que abren los broches, gracias en parte también a sus millones de formas y materiales en los que se pueden fabricar, su uso no es apto para cualquiera. Y es que antes de ponerse a colocarse uno -como los que se pueden encontrar en El Corte Inglés- hay que tener claro que no es como un collar o unos pendientes que se ponen y ya está. Todo lo contrario. Con estas piezas de las que no hay que abusar si se combinan con otras joyas o vestimentas ya muy recargadas, lo primero a considerar es dónde se va poner.

En la solapa es la apuesta segura, sobre todo si la elección es un broche grande o antiguo, pero no la única. También se puede colocar para cerrar un escote, sobre todo los que tienen forma de V y que provoca más de un disgusto a las mujeres con poco pecho, o en la zona de la cintura para añadir pliegues y nuevas formas al vestido de turno. Las prendas con un solo hombro son otras de esas perfectas para lucir uno de estos elementos, eso sí combinando su tamaño con el de la tela del único tirante. Pero no solo se pueden llevar en la ropa. El pelo tiene permiso para decorarse con un broche, sobre todo cuando ellas se decantan por recogidos. Los bolsos, los sombreros y los fulares también pueden convertirse en un hogar más que apropiado para ese broche que queremos lucir pero que no termina de convencernos pegado al cuerpo. Y, es que al final del día, no hay excusas, ni de edades, para no caer rendidas a la tendencia de los broches.