Al ritmo del baile de la sonrisa

SOCIEDAD

SANDRA ALONSO

Llega a Galicia desde Oporto el Lindy Hop, ritmo alocado tipo swing en el que se dan la mano la técnica y la improvisación

10 nov 2014 . Actualizado a las 09:20 h.

Bailan en la calle, pero no están locos. Se les puede ver en cualquier rincón soleado con su amplificador portátil y unas tremendas ganas de divertirse. También siguen los conciertos que las bandas de swing ofrecen en Galicia y para los días lluviosos cuentan con una red de locales amigos en los que el Lindy hop es ya religión. «El Aturuxo Bar (Bueu), porque fue donde empezaron las primeras clases en Galicia y las primeras fiestas, es el principal. Pero también hay otros que siempre nos han abierto las puertas como Salason y Taberna O Rincón, en Cangas, o el Mid Century y el Lolita 13, en Vigo», explican Elena y Jorge de la escuela Swing On School de Vigo.

Unas buenas zapatillas que se deslicen bien son suficientes para empezar a bailar este ritmo surgido en los años 30 en Harlem, al calor de una recesión económica similar a la que hoy vivimos, y que cautiva adeptos de todas las edades. «Tenemos alumnos desde los 14 años hasta los 60. Es verdad que la mayoría son veinteañeros y treintañeros, pero una de las cosas más bonitas de clase es ver cómo gente tan distinta en edad y en muchas otras cosas bailan juntos, se ríen juntos y se lo pasan genial».Un baile que une y divierte. Una forma de evasión del día a día con la que puedes socializar con gente sin necesidad de gastarte demasiado dinero, porque muchas fiestas son gratuitas o se celebran en la calle. Algunos bailarines le ponen el toque de glamur con un vestuario inspirado en los años veinte en el que no faltan vestidos o pajaritas y zapatillas de suela plana y ligeras.

Seguir al líder

Cualquier persona puede bailar Lindy hop y pasarlo bien con tan solo unos meses de clase. Lo más complicado son los pasos aéreos (acrobacias), pero no son necesarios para el baile social más básico. Para algunos bailarines ejecutar bien el rol de leader (que es quien marca los movimientos) o de follower (el que sigue los movimientos del leader) puede ser un reto. «En mi caso fue muy difícil aprender a dejarme llevar, en mi día a día soy bastante mandona y esto del Lindy hop me sirvió de terapia», dice Elena.

La energía, la risa, la catarsis, la libertad son algunos de los puntos fuertes de un baile que gira en torno al poder de la música en vivo. Elena y Jorge explican que así como un músico de swing tiene que aprender una técnica y dominar su instrumento para crear una base sobre la que tocar con una banda y después poder improvisar; en el Lindy hop existen pasos de baile, técnicas que hay que aprender, y cuando eso se tiene dominado surge la improvisación, siempre adaptándose a lo que pide la música. «La posibilidad de bailar con grandes músicos en directo, ya que también parece estar resurgiendo el swing entre los músicos de jazz, es uno de los mayores atractivos. Nosotros ya hemos tenido la suerte de bailar con St. James Street Band, David Regueiro Swingtet, Aló Django, Mary's Swing Band y las recién estrenadas Brownies que prometen muchísimo», señala Jorge. EN TODA ESPAÑA

En toda España

Barcelona es donde se vive con más intensidad esta moda, pero hay otros puntos de España y Portugal en los que también se baila. «Nosotros lo conocimos en Oporto, fuimos a una clase abierta y nos enganchó. Nos enganchó tanto que cuando vinimos a vivir a Galicia y nos enteramos de que aquí no había Lindy hop, empezamos a dar clase a algunos amigos y conocidos interesados y la cosa fue creciendo de una manera muy natural, porque la gente nos veía bailar por la calle y se iban animando a dar clase. A día de hoy, aún sigue pasando», explican Jorge y Elena.