La ropa que te pide el cuerpo

La Voz REDACCIÓN

TENDENCIAS

El Corte Inglés

Ahora que, más que nunca, la moda no es solo cosa de chicas, ellos deberían empezar a tener en cuenta sus medidas

21 oct 2014 . Actualizado a las 16:19 h.

Hace mucho, mucho tiempo que la moda y las tendencias dejaron de ser solo cosa de chicas. En primer lugar, los grandes nombres del diseño masculinos ganan por goleada, de momento, a los femeninos y en segundo, los golpes estéticos más precisos del último siglo, más escasos, pero más sólidos y perennes, apuntaron más al armario del hombre que al de la mujer. Lo que pasa es que algunos todavía no lo saben. No se han enterado. Y, calificando el esfuerzo de arreglarse como una mera afición femenina, siguen fieles al sota, caballo y rey al que se aferraron cuando mamá dejó de elegir su atuendo. Ni siquiera se han parado a considerar, al menos, las dimensiones que irremediablemente han ido variando con el paso de los años. Modas al margen, cada cuerpo reclama un tipo de prendas y rechaza otras. No se trata de hits estilísticos, sino de la educación primaria del saber vestir.

Hombres delgados

Los chicos con tipo fino deberían huir de las prendas apretadas y evitar, a toda costa, las hombreras. También esquivar los pantalones cortos y entregarse sin miedo a los estampados, a las rayas horizontales en las camisetas, a los cuadros en las camisas, a lo colores llamativos y alegres en las sudaderas.

Tampoco tendrán problema si se les antoja alguna chaqueta de lana noventera, muy Kurt Cobain, o mullidos jerseys de punto gordo. Jugar con los volúmenes es la clave. Combinar tejidos, intercalar denim con cuero o tweed, disimular los vértices y los huesos. En definitiva, agregar peso al cuerpo, aunque solo sea a la vista, pero tampoco con ropa demasiado holgada; el resultado será ridículo. ¿Trucos? Chaquetas de solapa cruzada, pantalones remangados, botines sobre los vaqueros e, incluso, dejarse el pelo un poco más largo, despeinado, descuidado, atreverse con la barba poblada y hasta con el bigote.

Hombres pesados

Los tipos de complexión ancha lo tienen complicado para que las prendas, en lugar de sumar, resten; pero no imposible. Las chaquetas que les quedan como un guante en los hombros suelen ser demasiado pequeñas para ellos en su parte inferior y las elecciones ajustadas no hacen más que intensificar su figura. El hombre que pesa debe desviar la atención, dirigirla hacia su rostro y no hacia su cuerpo, y escoger opciones poco vistosas, amables, que le ayuden a disimular sus grandes dimensiones. Las líneas verticales y los colores oscuros serán sus grandes aliados.

El cuerpo que más predomina dentro de este grupo es el «cuerpo pera». De él presumen los hombres que tienden a acumular grasa en la zona del estomago y son estrechos de hombros. En este caso deben descartarse las prendas holgadas, las rayas de cualquier tipo (todas) y los estampados. Si las extremidades también están entradas en carnes, se admiten en cambio las líneas verticales, ya que alargan y estilizan la silueta. Esquivar cuellos redondos y zapatos de punta redondeada, apostando por deportivas o calzado algo más cuadrado. Y siempre chaquetones o abrigos de tres cuartos, nunca (nunca) demasiado cortos.

Si uno nació con un cuerpo pesado, pero musculado, lo ideal es buscar el equilibrio entre hombros y cintura, escogiendo, por ejemplo, jerseys, camisas, chalecos o chaquetas con el cuello de pico. Los pantalones más favorecedores serán los de corte recto y tiro alto. Además, existen marcas especializadas en tallas grandes, como Big Man, en El Corte Inglés, que cuidan al detalle los tejidos, los cortes y los patrones de las prendas para acertar con los cuerpos voluminosos. Mejor ponerse en buenas manos que arriesgar y no acertar.