Humor negro

Beatriz Pallas ENCADENADOS

TELEVISIÓN

04 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si aplicamos con rigor la doctrina de lo políticamente correcto, todos los humoristas, presentes, pasados y futuros, tendrían que desaparecer del mapa. La bola de nieve generada en torno a un chiste de Mota sobre un enfermo terminal demuestra el grado de sensibilidad extrema no solo para la payasada, sino también para la polémica. Porque ni la broma de Mota fue para tanto ni TVE anunció medidas represoras cuando un ciudadano presentó una queja al defensor del espectador tildando el sketch de «denigrante y falto de ética».

El chiste, que solo en boca de un maestro como Eugenio podría llegar a funcionar, era muy mejorable, pero no más que tantos que se cuentan en series cómicas y programas varios. No es difícil imaginar que el humor negro sobre lo irremediable moleste a alguien en situación delicada, pero de ahí a la censura hay un largo camino. Y RTVE Responde se limitó a dar fe de la queja y lamentar, con diplomacia, que el demandante se sintiera ofendido.

Este espacio del defensor del espectador saca a la luz las sensibilidades múltiples que la tele despierta. Esta semana también hubo quejas por el hecho de que La 2 emita procesiones en Semana Santa y por los movimientos de El ministerio del tiempo. Alguien criticaba el horario de las series de prime time. Para los madrugadores, estas empiezan demasiado tarde, mientras que los rezagados inundan a la cadena con reproches si arrancan temprano en nombre de la racionalización.