Mota, presidente

Beatriz Pallas ENCADENADOS

TELEVISIÓN

03 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Consenso, comunión, unión patriótica, asamblea de camaradas. Llámese como se quiera, pero José Mota resolvió el problema de la gobernabilidad en España con un pacto a cuatro digno de entrar en la antología del disparate. En su especial de Nochevieja en TVE, única cadena que programa sin apatía en fin de año, el humorista convirtió a La Moncloa en el tétrico hotel Overlook de El resplandor, un edificio embrujado que aliena a quienes habitan en él. Enajenado, el recién elegido presidente Jacobo Torres, como el Jack Torrance de Nicholson, es inducido a incumplir sus promesas por las fuerzas del mal, LEKREM, leído al revés. «Subir los impuestos, bajar las pensiones, recortar ayudas, privatizar la sanidad», teclea, poseído, en su máquina de escribir. Su única salida es el fulgor de una puerta giratoria que conduce a un despacho en las eléctricas.

Mota ofreció gags magistrales como la parodia de El jefe de Estado infiltrado o la subasta de pacientes en la sanidad privada, pero el más notable fue El debatillo y el pacto a cuatro. Los domingos serán fiestas de guardar para el PP y, los lunes, librará Pablo Iglesias para ver Juego de tronos. Los miércoles, mandará Rajoy si no juega el Madrid en Champions y los martes gobernará la izquierda en las horas pares y la derecha, en las impares. A las 9 de la mañana, rebaja del IVA cultural en el cine y el copago sanitario se podrá eludir solo antes de la una. A veces con humor, las cosas se ven más claras.