Es el nuevo juguete de las Navidades. El gran protagonista de la noche electoral. El cruce entre televisión y nuevas tecnologías. Es el pactómetro. Desde la irrupción de las tabletas en la vida ordinaria, muchas cosas en televisión tienden a parecerse a la estética de las pantallas táctiles para combinar su sensación de modernidad con el afán didáctico. En esta tendencia, el pactómetro de La Sexta, una calculadora sofisticada con la que García Ferreras sumaba escaños compulsivamente en busca de la fórmula imposible de 176 diputados compatibles entre sí, marcó un nuevo hito en la digitalización de los informativos.
Después del escenario frío e inmaculado del cara a cara entre Rajoy y Sánchez, las principales cadenas echaron el resto en la noche del 20D para dotar de escenografías atractivas y coloristas a los especiales que seguían un recuento crucial. La 1 convirtió la fachada del Congreso de los Diputados en un fondo sobre el cual proyectó un original gráfico de barras aprovechando las columnas de la entrada. La Sexta incorporó una mesa de debate futurista que giraba sobre sí misma en el centro de un plató rodeado de público y que, a ratos, resultaba mareante para el espectador. Pero el artilugio de la noche fue el pactómetro, que aplica la aritmética común a la búsqueda de una fumata blanca que se vislumbra poco probable.