No era fácil volver a fidelizar al público al emitirse en domingo, en una de las noches más reñidas, en la que compite con formatos de entretenimiento e informativos muy ambiciosos, que se impulsan en precampaña. Aún así, Serramoura, el thriller que emite la TVG, ha logrado pisar el acelerador hasta liderar en el último mes el prime time en Galicia, estando a la altura de las expectativas creadas tras la primera temporada.
Entre sus grandes aciertos, más allá de su sorprendente guion, su inquietante atmósfera o el de resultar visualmente muy agradecida con el sector forestal, sobresale el de no dar descanso al espectador, con incesantes tramas, que mantienen la expectativa al alza, no se alargan de forma gratuita y afectan a todos los personajes, con sus lados oscuros y secretos. Un ritmo trepidante que ayuda a que no se eche en falta la pérdida de protagonistas o un mayor desarrollo de las relaciones personales. Unos amores sobrentendidos, y no resueltos, que, en cualquier caso, incitan a pegarse de nuevo a la pantalla.
La ficción, de cuidada factura técnica, también acertó en su estrategia digital al alimentar en Twitter el hambre de sus ruidosos seguidores («serramourers»), que celebran con fervor cada giro inesperado. Una nueva generación de espectadores que quizá sea su mayor éxito.