El niño de Rajoy

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

TELEVISIÓN

28 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ha tardado en aparecer, pero por fin hemos visto un gesto significativo en esta campaña espectáculo en la que importa más las cervezas que te hayas tomado a los 18 que lo que vayas a hacer si gobiernas. Significativo por lo que tiene de humano. Ver a Rajoy soltarse en la colleja, con la naturalidad del instante incontrolado, es un punto desde luego a su favor. Si las cámaras no hubieran captado ese momento en que reprende a su hijo nos hubiéramos perdido esa reacción normal. Y eso ya es mucho para quien no se muestra más allá de Bertín. Porque siendo justos, al final de todo este proceso electoral habrá que reconocerles a los presentadores estrella que nos hayan permitido el «lujo» de ver a nuestros candidatos sentados en el sofá de otros. Que es lo más cerca que los vamos a ver. Es lo que le pasó el miércoles a Pedro Sánchez, que agarrado a un almohadón, como un adolescente que se confiesa, nos regaló una imagen distendida de un tipo al que incluso cuando sonríe a lo grande se le nota que no está relajado. Eso, y su relato a modo de El diario de Patricia, de testimonio en canal, no lo han acercado más curiosamente. Tal vez porque ese apego a la clase media, ese confort del almohadón, lo acomodan en la falta también de pasión. Algo que, desde luego, le sobra a Iglesias y a Rivera... y al niño de Rajoy.