El «Chéster» de serie b

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

TELEVISIÓN

19 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Todos quieren ahora un diván en el que psicoanalizar a los entrevistados. El primer Chéster de Risto consiguió tan buena marca que otras cadenas han replicado esta opción en plan «marca blanca». Primero Risto se copió a sí mismo, en un plagio tan retorcido que fracasó en esa apuesta al doble o nada. Y ahora en un gran salto al sofá, La Primera ha escogido a Bertín Osborne para convencernos de que es posible un Chéster de serie b. Con personajes de perfil más popular y con la campechanía como gancho contra el postureo. En un cuadrilátero donde Bertín y Risto dividen a un tipo de audiencia en la que caben todos los prejuicios. Un «norte, sur» estereotipado hasta el latifundio de Bertín, que por copiar hasta ha copiado esa voz en off del epílogo que da mucha vergüenza. Tanta como aprovechar, en tono exhibicionista, sus propiedades como improvisados platós. Ya le hemos visto la supercasa de Madrid, la finca jerezana con sus caballos y nos ha mostrado a su familia ideal, en esta moda revival de que los famosos abran la puerta de su hogar en prime time. Es demasiado fácil poner a caldo el programa de Bertín, que en su estreno con Pablo Alborán se pasó de entrevistador a entrevistado (le faltó ponerse a cantar con él). Es demasiado fácil... si no fuera porque esta semana barrió a toda la competencia al sentar a Jesulín. Ojo, Risto, que Bertín tiene su audiencia.