La tele que nos merecemos

Tamara Montero
Tamara Montero CUATRO VERDADES

TELEVISIÓN

28 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Me emocioné. Me emocioné al escuchar el nombre de Mario Vargas Llosa en televisión. Me emocioné pensando que hablarían de La ciudad y los perros. O de La fiesta del Chivo. O que harían un repaso por los grandes nombres de la literatura latinoamericana. Me emocioné tanto que dejé lo que estaba haciendo para mirar fijamente la pantalla. Pero había algo extraño en aquel programa de televisión. Junto al nombre de Vargas Llosa no estaba el de García Márquez. Ni el de Borges. Ni el de Pablo Neruda. Ni el de Cortázar. Ni el de Gabriela Mistral. No. Quien pronunciaba una y otra vez el nombre del nobel de Literatura no estaba interesado en su obra. Ni en que hubiese ganado el Premio Planeta. Y el Príncipe de Asturias. Y el Premio Cervantes. Ni en que sea uno de los más grandes. Un escritor para la historia de los contadores de historias. Al lado de su nombre no aparecía Juan Rulfo. Ni Alejo Carpentier. Ni Mario Benedetti. Aparecía Isabel Preysler. ¿Literatura? De folletín. Con quién almuerza. Con quién sale. Con quién duerme. Y entonces lo entendí. En el país de las mujeres, los hombres y los viceversa, tenemos la tele que nos merecemos. ¿Literatura? Somos nosotros, los Robinson Crusoe catódicos. Los que creemos en la televisión como medio de información. De formación. Los que creemos en Vargas Llosa. Pero sin la Preysler.