Telecinco dedica la noche al rey Juan Carlos

b. pallas REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

El ourensano Norberto López Amado dirige una miniserie sobre la relación del conde de Barcelona y su hijo

28 oct 2014 . Actualizado a las 12:59 h.

La relación entre un hijo y un padre, el rey Juan Carlos y su padre don Juan, es el eje de la miniserie histórica El rey, que hoy se estrena en Telecinco en una noche dedicada al antiguo monarca y que ha sido dirigida por el ourensano Norberto López Amado. Desde la gris España de 1948, a la que llega don Juan Carlos de niño, hasta la de 1993, año de la muerte del conde de Barcelona, la serie explora las tensiones políticas y personales que presidieron esta relación familiar.

«Cuando me propusieron la serie, me quedé un poco asustado por tratarse de la figura del rey. Pero al leer el guion de Antonio Mercero vi que giraba en torno a la fuerte relación entre don Juan y su hijo -explica López Amado-. Don Juan Carlos vino a España en 1948 y quien ejerció de padre realmente fue Franco, lo que creó un triángulo entre la figura de Franco, el niño Juan Carlos y don Juan. Esa tensión tremenda es lo que mueve toda la serie, que es muy emocional».

Asegura el director que el espectador «va a descubrir un lado muy humano del rey Juan Carlos, porque se va a ver por vez primera cuando mata a su hermano pequeño en un accidente en Estoril y cómo esto va a marcar profundamente a toda la familia».

Concebida de forma «muy meticulosa por la productora, que llevaba años haciendo un trabajo de documentación de forma muy seria, con muchísimo respeto», la serie cuenta con un elenco de más de 160 actores. «Buscamos a nivel visual que los intérpretes fueran parecidos, pero a nivel interpretativo huimos de la imitación, porque una de las claves que me movía a la hora de dirigir a los actores era que entendiéramos lo que les pasa por dentro a los personajes y el momento histórico que se está viviendo», explica el director.

La abdicación del rey Juan Carlos hará que hoy la lectura de la serie adquiera una dimensión distinta a cuando fue concebida, pero no cambia, según López Amado, la aproximación al personaje histórico. «Me llamó mucho la atención que, a pesar de la imagen pública que se tiene de él como un hombre divertido y cercano, la gente que ha estado cerca lo retrata como un hombre de mirada triste y de largos silencios», revela.