Jordi Évole: «'Salvados' se ha convertido en un fallo del sistema»

Beatriz Pallas REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

Évole arranca su nueva temporada hablando de la independencia catalana y con la meta de seguir sorprendiendo

17 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Jordi Évole reúne al independentista catalán Oriol Junqueras y a una familia de Sevilla en torno a una olla de garbanzos en el estreno de la nueva temporada de Salvados, que arranca este domingo. «Tal vez no sea el formato más comercial, pero creo que tiene mucho interés por ver a la ciudadanía preguntándole en primera persona a un político», asegura el presentador. Évole relativiza su éxito y su condición de estrella televisiva y afronta la temporada como un nuevo comienzo desde cero. «Vamos a intentar no apalancarnos y seguir sorprendiendo, incluso con el riesgo de equivocarnos», avanza.

-¿La anulación de la consulta por parte de Mas le ha obligado a cambiar el primer programa?

-No, porque no estaba planteado para buscar la actualidad, sino para hablar del concepto de independencia, como el vecino que se quiere ir y lo anuncia a otros miembros de la comunidad.

-Este año han solicitado las sugerencias del público para buscar temas. ¿Qué pide la gente?

-Solemos pedir la colaboración de los espectadores. De ella han salido programas como el del metro de Valencia. Hay que tener siempre puesta la oreja en aquello que le interesa al ciudadano de a pie. Vivimos en un momento en que la gente quiere saber más que nunca.

-¿Cuáles de esas propuestas del público pondrán en marcha?

-No lo puedo avanzar, porque estamos acabando la investigación de una que tiene que ver con un desvío de fondos públicos.

-¿Algún asunto le traerá a Galicia?

-Precisamente ese tema tiene una derivada en Galicia y otras comunidades. No puedo decir más.

-Un protagonista de la temporada será Pablo Iglesias. ¿Cree que su auge político es atribuible a su condición de tertuliano?

-No, porque tertulianos ha habido otros y no han sacado nada. Lo hemos visto con el juez Elpidio Silva, que tuvo una presencia en televisión destacadísima antes de las europeas, o con Alejo Vidal-Quadras. Podemos ha recogido una indignación ciudadana que cristalizó en el 15-M y los gobernantes nos hicieron pensar que había sido solo un calentón. Pero la gente está muy harta y ha encontrado en ellos un discurso alternativo. En muchos casos no saben a qué puede llevar una política de Podemos, pero ven que, como mínimo, no es lo de siempre y eso es un plus.

-La gente lo para por la calle para decirle «dales caña». ¿A quiénes?

-Creo que ni ellos mismos sabrían decirlo. Entiendo que va por lo establecido, lo de siempre.

-Hace unos días dimitió Juan Cotino como presidente de las Cortes Valencianas. ¿Se atribuye una parte de esa decisión?

-No nos atribuimos nada. De hecho aún no sé si ha dimitido Cotino o su hermano, porque en aquella llamada que le hicimos en el programa todavía no sabemos muy bien con quién hablamos... En cualquier caso, me he alegrado por la gente a la que Cotino ofendió, por la asociación de víctimas del metro de Valencia.

-¿Qué personaje se le resiste?

-El rey de España, Felipe VI. Me encantaría entrevistarle. Creo que tiene una entrevista cojonuda. Es alguien que lleva toda la vida preparándose para lo que hace y que puede dar muy buenas respuestas a problemas de los ciudadanos. Le vendría muy bien a la Casa Real conceder una entrevista con total libertad hacia los periodistas que la hagan, porque la acercaría de nuevo a la ciudadanía, de la que se ha alejado.

-¿Lo ve factible?

-Sí. ¿Por qué no?

-Cuando se emitió el falso documental «Operación Palace», la competencia aseguró que a sus cadenas nunca se les habría perdonado algo así. ¿Por qué a usted sí se le perdonó?

-No tengo ni idea. Creo que se nos perdonó, si es que había algo que perdonar, porque no era para tanto. En este país tendemos a exagerar mucho y yo noté más indignación en el gremio periodístico que en la calle. Pero bienvenida sea la polémica si sirve para debatir sobre los límites de la información. Una de las cosas que más me gratifica es que muchos espectadores nos dicen que nuestro programa genera un gran debate en sus casas.

-¿Tiene miedo a la competencia de programas como el de Risto?

-La competencia del domingo por la noche siempre ha sido altísima. Siempre nos hemos enfrentado a auténticos trasatlánticos y ahora seguimos teniendo competencia, como la de Risto. Hay incluso un programa extraordinario en La 2, Cachitos, que me encantaría que fuese en otra franja para no coincidir. Más que nada para poder verlo yo (risas).

-¿Qué queda del travieso «follonero» que lanzaba pelotas por encima de los muros de Meirás?

-De aquel espíritu queda algo. Sin aquella fase hoy no estaríamos haciendo lo que hacemos. Hay un fondo de rebeldía y de habernos convertido en una especie de fallo del sistema. Si nos hubiesen detectado antes, no sé si habríamos llegado hasta aquí. Nadie pronosticaba que un programa como el nuestro llegaría a tocar temas tan sensibles para los poderes de este país en horario comercial.