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Delatado por su propio marcapasos

Rod Lever WASHINGTON / AFP

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Cámaras, cepillos de dientes y televisores, entre los dispositivos usados como pruebas judiciales en EE.UU.

20 mar 2017 . Actualizado a las 07:42 h.

Un hombre de Ohio afirmó que tuvo que escapar velozmente de su casa cuando esta se incendió el año pasado. Pero que la polícía logró obtener del marcapasos del individuo demostraron lo contrario y fue acusado de incendio premeditado y fraude de seguros. En el estado de Pensilvania, las autoridades desestimaron una denuncia de violación después de que datos del dispositivo seguidor de actividad de la mujer contradijeran la versión de su paradero durante el supuesto ataque en el 2015. Grandes cantidades de datos recogidos de dispositivos -bandas de fitness, refrigeradores inteligentes, termostatos y automóviles, entre otros- son cada vez más usados en procedimientos judiciales en Estados Unidos para confirmar o refutar las denuncias de las personas involucradas.

En un caso reciente, que acaparó titulares en la prensa norteamericana, las autoridades de Arkansas buscaron y obtuvieron datos del dispositivo Amazon Echo de un sospechoso de asesinato.

Pero esta facilidad a la hora de obtener datos personales mediante las nuevas tecnologías no solo es una oportunidad para los investigadores policiales, también puede llevar al delito. En febrero, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos multó al fabricante de televisores Vizio por recopilar en secreto datos sobre los espectadores recogidos en sus televisores inteligentes y vender esta información a comerciantes. 

Juguetes sexuales indiscretos

El fabricante de juguetes sexuales conectados a teléfonos inteligentes We-Vibe alcanzó en marzo un acuerdo judicial en una demanda colectiva de compradores que afirmaron que «datos muy íntimos» fueron enviados a la nube sin permiso.

Tratar de proteger los datos recogidos, almacenados y analizados por todos estos dispositivos puede ser desalentador. «Cuando uno mira la expectativa de privacidad hoy es radicalmente diferente de lo que era hace una generación», señala Erik Laykin, un especialista forense digital de la consultora Duff & Phelps y autor de un libro sobre informática forense. «La privacidad está muerta», asegura el experto. Laykin ha asesorado o testificado en casos de fraude de seguros, divorcio y otros procesos judiciales donde la evidencia digital puede ser relevante. Indica que «siempre», por la naturaleza de los dispositivos conectados a la web, una gran cantidad de información personal circula entre empresas, en lnternet y en otras partes, con pocos estándares sobre cómo se protegen los datos. 

Amenaza contra la privacidad

«El resultado neto de estas tecnologías es que estamos renunciando a nuestra privacidad y nuestra autonomía personal, e incluso a la soberanía como seres humanos, y abandonándonos a una combinación de Estado, cosechadores de grandes datos e instituciones y sistemas omnipresentes», agrega Laykin.

Un informe del Berkman Klein Center elaborado para la Universidad de Harvard destaca que los dispositivos conectados que pueden aportar pruebas para la aplicación de la ley «van desde televisores y tostadores a sábanas, bombillas de luz, cámaras, cepillos de dientes, cierres de puertas, relojes y otros» bienes de uso común, que «son armados con sensores y conectividad inalámbrica».

«Pensamos que es necesario contar con jurisprudencia y legislación para afrontar estas cuestiones», señala Jay Stanley, del Proyecto de Expresión, Privacidad y Tecnología de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU). «Las invasiones de privacidad son muy significativas», asegura.