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NES: regreso al «futuro» de los 80

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto REDACCIÓN / LA VOZ

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La Nintendo Classic Mini se agota en las tiendas nada más ponerse a la venta y algunos la venden ya a cuatro veces el precio original

14 nov 2016 . Actualizado a las 07:43 h.

Junto a la PS4, la Xbox One o la Wii U ha aparecido una nueva consola, solo que no parece de este siglo. Y así es, porque la Nintendo Classic Mini es un clon de la mítica NES de los años 80, aunque en versión diminuta y sin posibilidad de insertar cartuchos de juego: en su lugar lleva preinstalados treinta títulos de la era de los ocho bits, desde Pacman (el popular comecocos) a Super Mario, Castlevania o Galaga, un clásico de los videojuegos de marcianitos.

En plena fiebre por todo lo vintage, la iniciativa de la compañía japonesa ha dado de lleno en el corazón de varias generaciones de gamers y se ha producido lo inevitable: la Classic Mini está absolutamente agotada en toda Europa tras haberse puesto a la venta el pasado viernes. En tiendas de Internet como Game ya ni siquiera existe la posibilidad de reservarla, a pesar de que Nintendo ha informado de que repondrá existencias antes de Navidad. En Amazon solo se puede encontrar a través de revendedores no oficiales que están haciendo negocio poniéndola hasta casi cuatro veces más cara que el precio original.

Portales de segunda mano como Wallapop están infestados de anuncios de aquellos afortunados que consiguieron hacerse con una NES mini el primer día. Pero también hay usuarios que han colgado un aviso para evitar que otros se lucren con la consola: «Solo pongo este anuncio para informar de que la videoconsola vale 59 euros y el mando extra 10 euros (...). No compres a especuladores que juegan con tu ilusión», dice uno de ellos.

¿Cómo es posible esta locura por una consola de potencia ínfima, sin mando inalámbrico y cuyos juegos muestran en pantalla píxeles como puños? Pues porque Nintendo ha vuelto a conseguir un producto redondo, que, además de tocar la fibra sensible a mucha gente, está muy bien planteado. La experiencia comienza antes de abrir la caja, que tiene un grafismo similar a la que contenía la NES original. En su interior encontramos la consola, un solo mando con cable y que es casi tan grande como la anterior, un cable HDMI y otro de alimentación USB. Inexplicablemente no se ha incluido el adaptador de corriente, aunque vale el de cualquier smartphone.

Lo que más llama la atención al coger la Nintendo Classic Mini es lo poco que pesa, ya que en buena lógica tan solo es una caja de plástico con una diminuta placa en su interior. Hasta tal punto que hay que tener cuidado porque es fácil llevárnosla con nosotros cuando jugamos si estiramos del mando. El cable de este último es demasiado corto y el conector no usa el controller port original, sino uno similar al que tiene el mando de la Wii en su base. Esto permite usarlo también con los juegos de la consola virtual de NES en la Wii o Wii U.

El resto del diseño es idéntico a la de la consola de hace treinta años, con la leyenda Nintendo Entertainment System impresa en rojo en el frontal y dos únicos botones: el de Power, para encender o apagar la consola; y el de Reset, que permite abandonar un juego y volver a la pantalla principal. En esta aparecen situadas en línea las carátulas de los 30 juegos disponibles, que se seleccionan pulsando hacia izquierda o derecha en la cruceta del mando de control.

El sistema permite elegir entre tres tipos de visualización: televisor antiguo, para disfrutar del juego "como en los viejos tiempos", con rayas incluidas; formato 4:3, en el que la imagen original de NES sufre un ligero estirón horizontal para adaptarse a los televisores y monitores panorámicos; y la resolución original, en la que cada píxel es un cuadrado perfecto, así que los juegos se ven exactamente como fueron diseñados.

La experiencia está plenamente lograda, porque cuando elegimos un juego se carga la misma pantalla inicial que aparecía en la NES o en las versiones de las máquinas que había en bares y salas recreativas. Escuchamos la pegadiza y metálica musiquilla original y seleccionamos 1P o 2P (uno o dos jugadores). Lo que viene a continuación es un déjà vu, un regreso al futuro que en realidad es pasado, en el que el juego es simple y las figuras están pixeladas, pero tremendamente adictivo. Volver a las primeras versiones de Castlevania, Donkey Kong o The Legend of Zelda es sencillamente impagable.

«Esta es la consola que más ilusión me hace obtener, ya que no tuve la oportunidad de poseer la NES clásica en sus tiempos, debido a mi edad», comenta un usuario. El acierto de Nintendo reside en haber lanzado un producto muy asequible, dirigido a tanto a esos niños de los 80 que hoy tienen entre 40 y 50 años como a los jóvenes del siglo XXI que tienen curiosidad por conocer cómo eran los juegos de hace tres décadas, muchos de los cuales (como Zelda o Mario) conocen por versiones actuales. Esto es algo que ya se puede hacer desde hace tiempo en el PC con emuladores como MAME (Multiple Arcade Machine Emulator), pero la compañía nipona lo pone más fácil, a un precio asequible y envuelto en un diseño que recupera la esencia de la máquina original.

La Nintendo Classic Mini es un caramelo para coleccionistas y amantes de los videojuegos, que también pueden hacerse con una NES en el mercado de segunda mano, donde la consola primigenia todavía se cotizan a entre 50 y 70 euros, y cada juego a 20 o 30 euros.