Patrocinado por:

Del postureo al reto aceptado

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

OCIO@

27 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Es un contagio. Cada vez que alguien hace un movimiento en la Red imitamos el comportamiento sin saber dónde acabaremos. El timo somos nosotros mismos, que en un alarde de frivolidad terminamos por navegar de manera superflua sin reparar en qué hay detrás. Solo nos importa subir la foto y que el de al lado le dé a «me gusta» a toda costa. Por eso no extraña que caigamos como bobos en la enigmática cadena que estos días nos ha enredado en Facebook. Una imagen en blanco y negro fue suficiente para atraparnos como moscas en una sucesión mimética de fotografías. Nada más y nada menos que para ayudar supuestamente a los enfermos de cáncer. A los pocos días la red social estaba inundada de esa aparente buena voluntad que resultó ser una vez más un fiasco. Nos hemos convertido en los líderes del postureo, y Facebook es esa ventana en la que colgamos solo la parte ideal de nosotros mismos, una pantalla que en ningún caso nos representa. Ni tiene que ver en absoluto con lo que somos. Pero nos estamos contagiando a una velocidad pasmosa, solo importa la apariencia y da igual darle al like a algo que detestamos solo por el mero hecho de que nuestros «amigos» le han dado. Ese es nuestro verdadero perfil de Facebook, una sombra maquillada, una etiqueta barnizada de color de rosa. Ese es el auténtico timo, la verdadera trampa: pensar que nuestra vanidad es cosa de otros.