«La risa me ha ayudado más que un abrazo o un te quiero»

YES

Manuel Fiestas Moreno

Comienza unas merecidas vacaciones y, tras un inicio de año muy intenso en el que no ha parado entre el teatro y la tele, se ha incorporado al reparto de «Amar es para siempre». Su voz dulce y su optimismo no dejan indiferente a nadie, y sin tapujos cuenta cómo ha superado la muerte de su novio.

25 jun 2016 . Actualizado a las 16:15 h.

La actriz Ana Fernández habla con franqueza de cuanto se le pregunta. De lo bueno y de lo malo, que ha sido muy malo. Hace poco más de un año perdió a su novio, Santi Trancho, en un accidente de tráfico. Aun así no tiene rencor, dice que son pruebas que te pone la vida para aprender a valorar otras. La vitalidad que desprende de cada una de sus palabras es asombrosa, y ese yo tan echado pa’lante y centrado en disfrutar de cada instante tiene mucho que ver en cómo ha manejado la situación.

  

-Me han chivado que el lunes comienzas las vacaciones, ¿cómo se presenta el verano?

-Sí, aprovecharé para estar al aire libre, de terrazas, piscinas, para hacer planes... Que ha sido un inicio de año muy intenso, y también bajaré a Málaga, donde está mi familia.

-Renuncias a Carlota en tu nombre, y ahora es tu personaje en «Amar es para siempre».

-No, no renuncio pero nunca nadie me llama por mi segundo nombre, pero es cierto que en la película y en el teatro lo pusimos porque había otra Ana Fernández. Ahora ha sido casualidad, en la serie no sabían que me llamaba así.

-Has viajado al futuro con «Los protegidos» y ahora al pasado con «Amar es para siempre». ¿A ti en qué época te hubiera gustado vivir?

-En los años 60-70 pero no España, en Inglaterra, porque tenían otra mentalidad de conformarse con las cosas, de disfrutar con lo que había, de dejarse llevar... El otro día en el concierto de Paul McCartney me di cuenta de que la gente estaba todo el rato grabando con los móviles en vez de disfrutar de lo que estaba pasando, la tecnología, los medios... nos han cambiado. Nos preocupamos más de contarlo ya, en vez de vivir las cosas y luego publicarlas.

-Vuelves a la tele después de un parón. Así es la vida del actor, ¿no?

-Sí, son necesarios, y nos vienen muy bien para tener los pies en el suelo, siempre y cuando puedas ir compaginando descanso con trabajos. Pero hay que aceptarlo.

-¿Eres de coger todos los trenes que se te presentan?

-No. A ver, en el mundo de la publicidad es diferente, porque que te llamen o hagas de reclamo como imagen de una marca en un momento determinado es pasajero, no vas a estar toda la vida asociado a esa imagen, pero en la interpretación no. Me gusta mirar con detenimiento y seleccionar los trabajos.

-Tu primer papel fue con solo cuatro añitos, tiene pinta de ser más cosa de tus padres que tuya.

-Sí, mis padres tenían unos amigos directores de cásting. Como yo era como ricitos de oro, me llevaron y me dieron un papel en El joven Picasso, pero no me acuerdo de mucho, solo de que mi madre me llevaba Trident de fresa al rodaje para que me portara bien. Pero mis padres no me han obligado nunca a nada, luego todo lo que he hecho ha sido porque quería yo.

-Pero te tiró antes la moda que la interpretación.

-Me tiró el querer sacarme unas pelillas para mis cosas. Con 11 años, le dije a mi madre: «Mamá, yo quiero salir en el catálogo de El Corte Inglés». Así, sin más, me hacía ilusión. Llamé, pregunté por la agencia, me presenté. Me cogieron, y ya empecé de modelo de fotografía. Al cabo de unos años, les dije a los de la agencia: «Llamadme para más cosas, series, televisión... que es lo que me gusta», porque yo quería dedicarme a la interpretación.

-¿Nunca te han propuesto carrera como modelo?

-Bueno, los temas de fotografía y publicidad son moda también. Pero claro, de pasarela no, no doy la talla.

-«Los protegidos» fueron como una especie de bum, eras relativamente joven, ¿cómo lo llevaste?

-Bien, yo ya venía de hacer Cuestión de sexo, que había tenido bastante éxito también, de hecho era la más pequeña del reparto. Tenía 16 y la mayoría sobre 40, así que ya fui viendo de qué iba o qué era eso de la fama. Claro, luego con Los Protegidos lo que pasó es que los seguidores eran más jóvenes, muy efusivos, y eso se nota por la calle.

-También aprendiste que los papeles protagonistas pasan factura...

-Los papeles protagonistas tienen lo bueno y lo malo, te llevas todo el cariño de la gente, pero es verdad que como la serie triunfe y el personaje sea querido te cuesta salir de él, tienes que asumir ciertos parones motivados que hay con el personaje. En el caso de Los protegidos, yo recuerdo que muchos de los actores secundarios enseguida les llamaron para otras cosas y a mí, por ejemplo, me costó más sacarme a Chispitas de encima. Ahora estoy muy contenta haciendo de reparto en Amar es para siempre, porque voy y hago mi trabajo, no hay problemas, ni presiones, ni la responsabilidad de llevar el peso de la serie.

-Primero familia y luego trabajo, pero si te ofrecieran un papel al otro lado del charco, ¿te los llevarías?

-Noo, no podría, mi madre está trabajando, mi hermano está aquí... De todas manera yo antes era muy apegada, pero las cosas que me han pasado me han llevado a ser más salvaje y aprovechar lo que viene. Pero siempre hay que mirar las circunstancias de ese momento, si estás sin trabajo o lo que te toque vivir en ese instante.

-¿Prefieres hacer y arrepentirte o no hacer?

-Prefiero hacer y luego arrepentirme, siempre que eso no sea hacer daño a otras personas. Eso nunca, puedo ser muy payasa pero no tengo maldad.

-¿Te arrepientes de algo?

-De no haberme puesto con el inglés antes.

-¿Crees que la vida ha sido injusta contigo?

-No, no creo que sea una cuestión de justicia. Creo que te pasan cosas malas para que después aprendas a valorar las buenas. Además, no creo que la vida sea injusta sino las personas, hay personas muy malas.

-Y a qué le das valor ahora mismo.

-A los pequeños detalles, a veces vivimos tan deprisa que no somos conscientes de lo que estamos haciendo. Vas conduciendo, a mí me encanta conducir, y pensando en nuestros dramas, y no, hay que pensar en lo que estás haciendo, en lo que te hace feliz. Porque son instantes, en lo que te saca una sonrisa, en lo que te hace reír... eso para mí es lo más importante.

-¿La vida te ha enseñado a vivir el momento o antes ya practicabas esta filosofía?

-Sí, solo que hay experiencias que te hacen tenerlo más en cuenta. A veces sabemos la teoría y la práctica es difícil, yo te estoy diciendo todo esto y un día antes de que me venga la regla estoy insoportable. Pero en mi familia siempre hemos sido todos de disfrutar, incluso cuando hemos pasado por malos momentos, por cuestiones económicas, hay que intentar aprovechar otras cosas.

-A esta actitud tuya le debes mucho...

-Sí, soy consciente de que me ha servido de flotador. Pero yo en los peores momentos que he pasado me he reído y me ha ayudado, cosa que no ha conseguido un abrazo o un te quiero. Algo bien contado ha conseguido sacarme carcajadas en momentos muy malos. Es de familia, somos todos así, y cuando nos juntamos es terrible, y eso sin beber, no necesitamos nada.

-Cuando uno toca fondo, ¿a qué se agarra?

-Yo a lo que te comentaba antes, a intentar pensar en lo que estás haciendo. Si estás haciendo la cena, o preparando un mojito, o una ensalada... luego ceno y ya es la hora de ir a la cama. Centrarse en esas cosas que estás haciendo evita esa nebulosa en la cabeza o rayaduras, a mí me ha funcionado.