La Unidad de Cuidados Intensivos neonatal del HM Belén permite a los progenitores la entrada libre 24 horas al día para que puedan estar con sus bebés todo el tiempo que deseen, participando en sus cuidados con los consejos de los expertos

La Voz

De los casi 1.200 niños que cada año nacen en la Maternidad HM Belén, entre un 7 y un 8 % son prematuros. Es decir, unos 100 pequeños necesitan cada año unos tratamientos especiales en el momento de venir al mundo. Y no son los únicos. Porque a este tipo de incidencias se suman otras tantas habituales en los primeros minutos de vida que requieren el saber hacer de un equipo y las comodidades de unas instalaciones acordes a sus necesidades.

Cuatro quirófanos, 34 habitaciones individuales, un equipo de Urgencias disponible las 24 horas del día (compuesto por ginecólogos, pediatras, anestesistas, enfermeras y matronas) y una UCI neonatal conforman las instalaciones de la coruñesa Maternidad HM Belén, la única maternidad privada de toda Galicia que cuenta con un pediatra presente durante las 24 horas del día. 

Todo está preparado para afrontar, desde el primer momento, cualquier dificultad que las mamás y sus pequeños se puedan encontrar. «La UCI neonatal es un espacio en el que se atienden las necesidades de los bebés que tienen menos de un mes de vida. Los ingresos más frecuentes que nos encontramos a diario son problemas neonatales menores y habituales de esta época», explica la doctora neonatóloga Lidia Blanco, que enumera entre estas dificultades patologías como hiperbilirrubinemia o hipoglucemia: «Son pacientes que necesitan por ejemplo tratamientos con fototerapia o pacientes que tienen hipoglucemias o bajo peso».

Pero hay más. Porque entre sus pacientes también hay niños prematuros. Un fenómeno que ha crecido en los últimos años a causa del aumento de las maternidades tardías o del crecimiento de las técnicas de reproducción asistida. Y entre ellos los que se conocen como prematuros extremos. Pequeños de menos de 28 semanas que llegan al mundo con a duras penas 600 o 700 gramos de peso. «La mayoría de estos niños salen adelante con muy buenos resultados y sin problemas de futuro», explica Blanco. «La mortalidad de estos niños se ha reducido muchísimo en los últimos años y ahora lo que más nos preocupa es la calidad de vida que vayan a tener estos pacientes en el futuro. Y ahí juega un papel fundamental la unidad de cuidados intensivos neonatales», añade la experta.

Sí que es cierto que el camino no es sencillo. Los controles que deben seguir los padres de estos pequeños son mucho más exhaustivos que los de un niño que nace a su tiempo pero, siguiendo los consejos médicos y con los tratamientos adecuados durante los primeros días de vida «pueden sobrevivir sin ningún tipo de secuela».

Asegura Lidia Blanco que el shock inicial de los padres es uno de los momentos más complicados: «Cuando vas a tener un hijo lo único que esperas es que nazca bien, que no tenga ningún tipo de problema y poder llevártelo a casa cuando a la madre le dé el alta el ginecólogo». Por eso es tan importante que no solo se preste atención al pequeño, sino que también se ofrezca tranquilidad a los mayores. «Al principio, los padres se sienten un poco frustrados y tristes. Pero en el momento en el que bajan a la UCI neonatal y ven como funciona la unidad y la atención que van a recibir sus hijos se quedan mucho más tranquilos», relata Blanco.

Juega un papel esencial en esa tranquilidad el factor de que la UCI es una unidad de puertas abiertas, permitiendo que los padres puedan acceder a ella y estar con sus hijos en cualquier momento del día. «Lo que queremos es que los padres puedan colaborar con el cuidado del bebé desde el primer día. Pueden acceder de forma libre a la hora que ellos quieran y, con nuestra ayuda y asesoramiento, cuidar de sus pequeños en los primeros momentos de vida».

A pesar de que son momentos duros, muchos padres reconocen que la experiencia es, cuanto menos, provechosa. «Se van agradecidos porque nos cuentan que de esta forma han aprendido a dar un biberón, a bañarlos o incluso a cambiar un pañal. Es un cursillo acelerado de cómo cuidar a un bebé».

Controlados antes ya de nacer

Los expertos de la UCI neonatal están ya preparados desde el primer minuto. «En todo momento mantenemos una comunicación directa con los ginecólogos que nos van informando de las pacientes que están ingresadas en la Maternidad HM Belén, de la edad gestacional o de cómo van de peso los pequeños; y en caso de ser necesarios, entramos ya en el momento de nacer», asegura la neonatóloga Lidia Blanco, que cuando se trata de prematuros la asistencia se centra en esos primeros momentos a nivel respiratorio: «Los niños prematuros tienen sus órganos inmaduros, y lo más inmaduro que suelen tener son los pulmones por lo que la primera asistencia en esas primeras horas suele ser a nivel respiratorio».

A partir de ahí, los pequeños son trasladados a la UCI neonatal. Allí se ponen en una incubadora que intenta reproducir las condiciones de temperatura y humedad que tenían antes de nacer. Se les regula la temperatura, el ruido o la luz para, posteriormente, ir adaptando los cuidados a las necesidades particulares de cada niño. También incentivan el método canguro. Por ello es tan importante el papel de los progenitores. «Esta técnica consiste en que los padres tengan contacto piel con piel con sus hijos. Así conseguimos estimular el vínculo y conseguimos que los niños estén mucho más tranquilos».

Los equipos están preparados. Son expertos. Afrontan las situaciones más complicadas con un saber hacer basado en años de experiencia. «Aquí la enfermería juega un papel fundamental», ejemplifica Lidia Blanco. El manejo de estos niños, tanto los prematuros como los recién nacidos con otras dificultades asociadas a los primeros días de vida, debe ser cuidadoso. La fragilidad de estos pequeños requiere un cuidado extremo durante las 24 horas al día. Y contar con la tranquilidad de que nuestros hijos están en las mejores manos es vital para los primeros días.