Bodas a deshora: ¿quién paga la multa?

maría cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

MOHAMAD TOROKMAN | Reuters

Empresarios y Xunta discrepan sobre la nueva ley de espectáculos; los primeros dicen que los novios pueden ser corresponsables si no se cumple la norma y el Gobierno gallego lo niega

25 may 2018 . Actualizado a las 13:26 h.

Unos 18.000 euros. Ese es el coste medio de una boda «normalita» de unos cien invitados organizada en Galicia, según una empresa de organización de bodas de Ourense. A partir de ahí el presupuesto puede irse disparando hasta donde cada pareja quiera. O no. La Asociación de Emprendedores de Galicia (Ascega) advierte de que la nueva Lei de Espectáculos Públicos e Actividades Recreativas de Galicia, que entra en vigor el 2 de julio, podría hacer que los novios asuman parte de las multas por incumplir la norma porque, a su juicio, ellos entienden que la pareja es la organizadora del evento y, en consecuencia, como entienden el colectivo que se desprende de la lectura del punto 2 del artículo 35 de la ley son «responsables solidarios de las infracciones administrativas reguladas en la ley que sean cometidas por los que intervienen en el espectáculo o actividad cuando incumplan el deber de prevenir la infracción».

Pero fuentes de la Consellería de Presidencia, promotora de la norma, discrepan de la interpretación que hace la asociación. Fuentes de ese departamento de la Xunta aclaran que «en una boda el organizador es el titular del establecimiento que es el que ofrece a los novios los servicios de restauración y música que estén amparados por su licencia o por la autorización extraordinaria que en su caso tenga que tramitar según el tipo de establecimiento de que se trate. Es el titular del establecimiento el que debe gestionar todos los permisos correspondientes en el Ayuntamiento». En este sentido, añade que «cuando la ley habla de organizador como persona distinta del titular del establecimiento no es para estos supuestos, sino para aquellos casos en que un promotor musical, por ejemplo, organiza un concierto en una discoteca». En este caso, añaden, el promotor no actúa como cliente del establecimiento (como los novios), sino que es organizador del espectáculo de forma que los beneficios de la actuación se reparten entre ambos y, de igual modo, las responsabilidades.

El importe de las sanciones

Pero desde Ascega insisten en su interpretación. Y tras realizar un estudio sobre el grado de cumplimiento de la nueva norma de 24 fincas dedicadas a la celebración de bodas en el entorno de A Coruña, advierten de que antes de contratar los servicios de un establecimiento para festejar el paso por el altar se compruebe bien que cumplen la ley. Porque según ese trabajo no tendrían licencia para organizarlos, un 42 %. Además, muchos no cumplirían los horarios, una infracción grave que implica, según la nueva norma, multas de entre 301 y 30.000 euros. Más elevadas, de hasta 300.000 euros, son las sanciones para infracciones muy graves como superar el aforo cuando conlleve un riesgo grave para la seguridad de personas o bienes.

«No hay que correr riesgos. Hay que ver que todo esté en regla »

Es la responsable de producción de Enigma, una empresa de organización de eventos ubicada en Lugo, un recurso al que acuden cada vez más parejas a la hora de organizar su boda. Por eso, sabe bien lo que se cuece en el sector, donde el incremento de la demanda ha hecho crecer la competencia desleal en los últimos años. Es por ello que advierte de que «hay que dejar claro al cliente qué empresas contratas para ver que tengan todo en regla y que cuentan con todos los seguros pertinentes». Es algo que no pueden obviar a la hora de formalizar el contrato. Porque, como añade, en un evento de estas características «no hay que correr riesgos. Nosotros no los corremos». Pone ejemplos: «Para una suelta de globos para las que hay que contar con el permiso de Aena». Eso tienen que saberlo los clientes, que son los novios, para que no haya sorpresas. «En una boda -apunta- me pedían una suelta de farolillos, pedí permiso, pero lo denegaron. Tuve que decir que no podía ser».