Al pan, pan

SOCIEDAD

ANA GARCÍA

Un reciente estudio ha puesto de manifiesto que la respuesta glucémica no depende de si el pan es blanco o integral, sino de la flora microbiana intestinal

11 jul 2017 . Actualizado a las 12:00 h.

El fin de curso, el inicio de las vacaciones estivales y el consiguiente veraneo en la casita del pueblo me ha devuelto uno de esos grandes pequeños placeres de la vida: disfrutar del delicioso e inigualable pan de pueblo (gallego, claro está). El pan de toda la vida y, por tanto, blanco, esto es, elaborado con harina normal. 

El pan, otrora una suerte de maná para la humanidad y, sin embargo, de un tiempo a esta parte poco menos que demonizado y señalado como uno de los grandes responsables de la pandemia global de obesidad por culpa de su, supuestamente, alto índice glucémico motivado por su naturaleza «blanca» y no integral. Es decir, elaborado con harina normal o refinada y no con las de grano entero.

Bueno, pues ha llegado el momento de reconciliarse con el pan nuestro de cada día. Sí, el blanco. Un reciente estudio realizado por investigadores del Weizmann Institute y publicado en Cell Metabolism, ha puesto de manifiesto que la respuesta glucémica no depende de si el pan es blanco/refinado o integral/entero sino de la flora microbiana intestinal. Así, en función de ésta, hay individuos a los que los niveles de azúcar (mejor dicho, glucosa) se les «disparan» más con productos blancos y a otros con los integrales. 

En realidad, lo mismo que sucede con el «maléfico» gluten o la «nociva» lactosa, que no son malos «per sé», sino dependiendo de si nuestra flora intestinal nos permite procesarlos o no. Cierto que el referido no es un estudio totalmente concluyente dado que involucró sólo a 20 voluntarios. Pero mientras no se demuestre lo contrario aprovecha para disfrutar sin remordimientos del pan y dale vacaciones a los consejos y recomendaciones de tanto gurú nutricionista.