Excepcional densidad de nidos de cigüeñas en Terra Chá

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

SOCIEDAD

DANIEL R. PORTELA

Las aves abundan cada vez más en una zona de carballos de Castro de Rei y de Cospeito cercana al curso del Miño

11 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los carballos pueden asombrar por su frondosidad, por el color cambiante de sus hojas según la estación y hasta por los nidos que albergan en sus copas. Si alguien duda de esa tercera característica, que se acerque a la Terra Chá. En concreto, a una zona próxima al Miño, a caballo entre los municipios de Castro de Rei y de Cospeito. En esta época del año, además, los nidos ya están activos, pues las cigüeñas llevan meses formando parte habitual del paisaje chairego.

En parroquias como Outeiro y Bazar, en el concello de Castro de Rei, y en Veiga de Pumar, en los alrededores de Muimenta (Cospeito), los nidos son especialmente abundantes. Llama la atención alguna zona en la que se registran unos treinta, colocados a poca distancia unos de otros.

Óscar Rivas, ornitólogo del grupo Numenius, explica que cuanto mayor sea la superficie y más despejada esté la copa, más atractivo se hace un árbol para que las cigüeñas construyan su nido. 

En expansión

La abundancia que hay en Terra Chá, aunque lejos de la que se registra en otras zonas de España, no es reciente del todo, sino más bien, apunta Rivas, la continuidad de un proceso cuyo origen se sitúa en el final de la década de los ochenta. En toda la comarca chairega, explica este ornitólogo, pueden concentrarse unos 200 nidos. La cifra puede ir aumentando, porque también es mayor la presencia de estas aves. Así, Óscar Rivas recuerda que ya se han visto últimamente nidos en municipios como A Pastoriza, al norte de Terra Chá, o en Curtis, ya en A Coruña.

Mientras la posibilidad de encontrar nidos en bastantes lugares de la zona asombra e interesa a los curiosos, estudiosos de las aves como los del grupo Numenius llevan años realizando trabajos de anillamiento en las cigüeñas para obtener datos de su comportamiento.

La operación de anillado se realiza precisamente a finales de la primavera, y cada anilla colocada en una cigüeña, dotada de su correspondiente código, permite saber, por ejemplo, cuántas vuelven al nido familiar tras haberlo dejado.