O Fuciño do Porco y su senda por acantilados sorprenden al mundo

SALVADOR SERANTES VIVEIRO / LA VOZ

SOCIEDAD

TERESA PÉREZ

Más de medio millón de internautas descubren con La Voz un espectacular paraje natural en la costa de A Mariña lucense

04 jun 2017 . Actualizado a las 19:08 h.

Pocos conocían Punta Socastro, llamada O Fuciño do Porco porque parece eso, un hocico de cerdo. Saliente de O Vicedo que se adentra en el Cantábrico, marca el extremo oeste de la ría de Viveiro. Para facilitar el mantenimiento de una baliza marítima ubicada en su punta, hace más de tres años se construyó una pasarela de madera sobre acantilados. Ahora, esa parte de un «sendero azul» es viral: más de medio millón de internautas han visto una información de este diario con una foto de Teresa Pérez.

Por la pasarela que serpentea entre acantilados de ese paraje natural de A Mariña lucense han caminado aficionados al senderismo, que incluso sugieren la ruta para recorrer con niños. Se llega desde el vial local LU-P- 6142, en el entorno de la playa vicedense de Abrela, al que se accede cogiendo un desvío señalizado de la carretera LU-682, que une Viveiro y O Vicedo.

No es fácil encontrar el camino que conduce a O Fuciño do Porco, pero lo será en un futuro inmediato porque la Axencia de Turismo de Galicia ya ha contratado la señalización por 20.000 euros, según Jesús Novo, alcalde de O Vicedo. Al final de una estrecha pista de más de un kilómetro por la que pueden circular vehículos, una pequeña explanada en la que caben pocos coches abre paso a la senda peatonal.

O Fuciño do Porco es un mirador natural sobre la playa de Pereira. Hacia el este aparecen la ría de Viveiro, el islote A Gaveira, la playa de Area y el otro saliente donde comienza la ría viveirense, Monte Faro. Hacia el oeste, la playa de Area Grande o San Román, y también se divisan otros parajes de la costa de O Vicedo, como la isla Coelleira, donde moraron templarios. De frente, el Cantábrico y la línea del horizonte. Además de las vistas, la pasarela ofrece la experiencia única de una caminata sobre las cimas de acantilados.

Ahora que ha suscitado el interés de más de medio millón de internautas de todo el mundo en la web y las redes sociales de este diario, quienes conocen O Fuciño do Porco temen que acabe como otros lugares, que, tras hacerse famosos, se han convertido en puntos de peregrinaje turístico, masificándose con gentíos que les restan parte de sus encantos.