Turismo todo el año, «e que chova»

Juan María Capeáns Garrido
J. capeáns SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

XOAN A. SOLER

Las insuficientes conexiones aéreas, los largos meses sin actividad o la fuerte competencia del sol lastran las cifras

06 may 2017 . Actualizado a las 11:32 h.

Si Galicia tiene fama de ser un lugar lluvioso -extremo que las estadísticas se encargan de cuestionar, al menos en los últimos meses-, ¿qué problema hay? La estrategia de la Xunta pasa exactamente por ese objetivo: diferenciarse del turismo de sol y playa que ha caracterizado históricamente a España, que con sus 75 millones de turistas es a la vez un aliado y un competidor, y destacar otros valores como el patrimonio, el paisaje o la gastronomía, que tienen una dependencia mucho menor de la meteorología. Que llueva.

OPORTUNIDAD

Alternativa al Mediterráneo. A principios de este siglo la preocupación cundía entre los empresarios de Baleares, Cataluña, Levante y Andalucía por la irrupción de nuevos actores turísticos y el descenso de viajeros: Croacia, Turquía y todo el norte de África amenazaban el reinado español. La realidad sociopolítica en estas áreas, inestable a excepción del Adriático, ha despejado la inquietud mediterránea, y ciudades como Barcelona o islas como Mallorca o Ibiza se replantean su futuro por la masificación. De los 75 millones que apuestan por España, solo cinco recalan en Galicia, el gran argumento del Gobierno para rechazar cualquier intento de implantar una tasa turística en ciudades como Santiago, saturadas puntualmente.

CONECTIVIDAD

Es difícil llegar. La pasada Semana Santa se convirtió en un buen ejemplo de la fuerza turística que dan las infraestructuras. Las previsiones meteorológicas acompañaban y el turismo nacional respondió con viajes por carretera de última hora que dispararon las expectativas iniciales, un fenómeno imposible de entender sin las autovías. El tren que conecta Galicia y Madrid tuvo una ocupación un 3 % superior respecto al 2016, y creció un 19 % respecto al 2015. Pinchan, eso sí, los enlaces aéreos. Con América son inexistentes y con Europa se limitan a los meses centrales del veraneo continental, julio y agosto.

RENTABILIDAD

Bocadillo y precios bajos. El Camino es un filón turístico, pero tiene también sus pequeñas taras. Las rutas confluyen inevitablemente en Galicia y la experiencia en temporada alta es muy distinta a la de otras paradas más sosegadas del primer itinerario cultural europeo. Además, contribuye a crear la imagen de un turismo de gasto contenido que no tiene la calidad como horizonte, sino otro tipo de experiencias viajeras. En verano o invierno, la hotelería gallega suele tener los precios más bajos de España, y la rentabilidad empresarial es limitada.

CALIDAD

Excelencia turística. Con respeto, pero con contundencia, el Gobierno de la Xunta es transparente al transmitir que los servicios turísticos en Galicia tienen margen para avanzar hacia la excelencia. Las estrellas Michelin y las Q de Calidad son una buena carta de presentación, pero anecdóticas si se abre el campo de visión a todo el sector, desde la hotelería a la restauración, pasando por los servicios de transporte o la información.

Promoción

Una marca en desarrollo. En el resto de España o en el extranjero, según el interlocutor, no diga Galicia: diga Camino de Santiago; diga marisco o albariño; diga Cíes; o diga Celta o Deportivo. La variada realidad geográfica y social de la comunidad ha obligado a la Administración a hacer un enorme esfuerzo por aunar en torno a Galicia una marca más que consolidada en el ámbito doméstico pero que todavía encuentra resistencias en el extranjero, de ahí la apuesta por redoblar la presencia en ferias especializadas del exterior.