Los hurtos de hijos a padres a través de Internet se disparan en Galicia

Laura García del Valle
Laura G. del Valle REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Ed Carosía

El afán de los adolescentes por destacar en las redes sociales les empuja a robar en casa

17 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las gafas de sol que no faltan en el look de las celebrities con más seguidores de Instagram; el último videojuego que revoluciona la Red o ser el primero en tener la última ocurrencia tecnológica gestada en Apple. Muchos adolescentes gallegos viven, según los psicólogos, realizando todo tipo de artimañas para conseguir estar a la última en todos los aspectos de su vida, sobre todo, desde la presión que las redes sociales ejercen sobre estas generaciones. Para alcanzar este objetivo y mostrar a sus iguales una vida que no llevan, los expertos alertan que son cada vez más los que recurren al hurto a sus padres para que la cuestión económica no sea un obstáculo en el afán por ser la envidia de los demás y arañar un like.

No solo se disparan estos pequeños robos, sino que el fácil acceso a los datos bancarios de los progenitores, y al pago con tarjeta a través de Internet, favorece que esta sea la opción mayoritaria para los jóvenes a la hora de coger dinero de sus padres. «Les es más cómodo recurrir a esta vía y los padres, además, no se suelen dar cuenta hasta mucho más tarde, cuando ya no pueden hacer nada», comenta la psicóloga Eva Sández. Esta experta mantiene que el hecho de que en la actualidad el consumismo sea «más visual», con una oferta enorme de productos apetecibles que los menores descubren a través de las redes sociales, es un desencadenante clave para que «los jóvenes sientan la necesidad de tener más y más». También, apunta, «ha aumentado el número de casos de adolescentes que compran por Internet con la tarjeta de sus padres a escondidas. Lo hacen como un acto de rebeldía o como una llamada de atención por una percepción de falta de cariño», explica. 

Los padres presumen

Los expertos mantienen, del mismo modo, que los padres tienen parte de culpa en la conducta consumista de sus hijos. «Los adultos se han acostumbrado a que sus hijos les reclamen constantemente más y más dinero para caprichos, pero también a muchos les gusta presumir de que sus niños tienen la última tablet o el último móvil», comenta la psicóloga clínica Isabel Calle. Y apostilla Sández: «Ahora en casi ningún segmento de edad está bien visto ahorrar, sino que se premia el estrenar a menudo y el gastar».

Como afirma la también psicóloga Carla Alonso, «el dinero es una de las principales fuentes de conflicto entre padres e hijos. Los adolescentes lo reclaman independientemente de la posición económica que haya en casa porque ahora, con las redes sociales, las diferencias de clase se notan mucho más y esto les genera frustración». «Los padres están sometidos a los caprichos de sus niños y muchos crean hijos narcisistas, sin sentimientos. Los padres tienen que enseñarles a pescar, no darles el pez», explica Calle, quien asegura que, «cada vez más gente cultivada como médicos o ingenieros está limitando el uso del móvil o del ordenador a sus hijos; a más educación, menos permisividad con la tecnología».

El afán por gastar y por no sentirse inferior a sus compañeros de instituto o bien a aquellos que les siguen en las redes sociales afecta, según estas expertas, a ambos sexos por igual. Sin embargo, perciben que son los chicos los que más hurtos cometen, tanto cogiendo algún billete de la cartera de sus padres como a través de Internet. «En líneas generales, estas conductas se ven más en varones, porque son más impulsivos en lo económico. Las chicas van más por el lado de la inteligencia emocional, utilizan más la persuasión o el chantaje», dice Sández. Y, ¿para qué utilizan el dinero robado estos jóvenes? «Sobre todo se va en videojuegos o lo quieren para comprar la última tecnología, que no se pueden permitir», afirma Calle.