Castañas y miel, al rescate de Os Ancares

Lucía Rey
Lucía Rey LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Alberto López

Familias jóvenes completan ingresos instalando colmenas y recuperando soutos centenarios

16 abr 2017 . Actualizado a las 13:41 h.

Las castañas y la miel podrían convertirse en el maná que ayude a frenar la pérdida de población de las montañas de Os Ancares. En ello confían familias jóvenes de concellos como Cervantes o Becerreá que concentran trabajo e ilusión en instalar cientos de colmenas, y en volver a explotar soutos centenarios que, en muchos casos, llevaban décadas abandonados. El matrimonio formado por Isaac González, de 42 años, y Marifé Vega, de 38, junto con su hija Carla, de 15 meses, son una de ellas. «Estámoslle dando un impulso ao que xa tiñan montado meus pais, que ademais de vacas de carne xa vendían algo de mel e de castañas», explica el hombre, que empezó a trabajar con 15 años: primero como ebanista, y después, durante el bum de la construcción, como «escayolista a destajo». Pero el descalabro del sector inmobiliario coincidió con la jubilación de sus progenitores. Corría el 2012 cuando la pareja decidió dejar atrás su vida en Lugo capital, donde la mujer cuidaba niños y habían comprado un piso, para retornar a la aldea natal de él, en Cervantes. A 900 metros de altura, Vilarnovo es un enclave privilegiado, con un paisaje incomparable y donde el aire penetra a fondo en los pulmones. «Os nenos disfrútano moito, sobre todo polo contacto coa natureza, cos animais…», expone Marifé, que es técnica superior de Administrativo. «Desde pequeno xa te crías aquí e sabes de que vai o asunto; e para a saúde é bastante peor poñer xeso que atender unha explotación gandeira», indica su marido, que inició FP de Informática de Empresa. El grueso de sus ingresos procede todavía de la venta de terneros. «Meus pais tiñan 19 vacas e nós 39, pero os prezos están moi mal. Pagan 4,5 euros por quilo de becerro en canal», lamentan. Con este panorama, las castañas y la miel ganan peso en la economía familiar, ya que Isaac y Marifé están aprovechando la oportunidad que brinda la excelente salida que tienen los alimentos de Os Ancares. «No 2016 comercializamos 8.400 quilos de castaña a través da cooperativa A Carqueixa, a 1,20 euros o quilo máis IVE; e vendemos uns 2.800 quilos de mel, aínda que aí hai un baleiro legal grande», detallan. Para conseguir esas cifras han pasado de 34 colmenas a 110, y han alquilado o comprado un buen número de soutos

Dinero «limpo» y servicios

«O das castañas é diñeiro limpo, porque o mantemento é pequeno», aseguran. La idea la comparte Luis Miguel Lolo, ingeniero de Topografía de 33 años reconvertido en empresario de la agroecología a la par que su hermano. Nativos de Pedrafita y con raíces en Cervantes, también dieron un giro de 180 grados a sus vidas por la crisis de la construcción. «Estabamos os dous no paro, vimos potencial de negocio no que tiñamos ao redor, e pensamos: ¿para que marchar?», comenta. Así, su nueva empresa, con sedes en Becerreá y O Corgo, tomó el testigo del pequeño almacén de piensos y semillas que tenía su padre en Zanfoga, Pedrafita. «Noso pai vendía entre 50.000 e 100.000 quilos de castañas ao ano, e nós xa pasamos dos 500.000. E para o mel estamos empezando con 900 colmeas», destaca el emprendedor. España, Italia o Alemania son algunos de los mercados en los que comercializan la denominada «castaña de parede» de Os Ancares.

¿Echan de menos la ciudad? «O cambio é moi grande. Aquí estás moi ben, sen horario, sen xefe..., pero boto de menos ter un día libre á semana para irme ao quinto pino. Na aldea sempre tes que estar pendente de cousas. Os animais hai que atendelos», reflexiona Marifé. «¡E para ir cear fóra tes que facer 70 quilómetros, e sen alcol!», bromea Isaac. Ambos encaran con ganas el futuro, aunque con incertidumbre por su hija, la única niña de Vilarnovo. «Para que estea con outros nenos, temos que levala ao que era Preescolar na Casa a Becerreá, pero é un día á semana. Preocúpanos que cando vaia para o colexio sexa como unha vella porque vive rodeada de maiores. Ten o pediatra en Becerreá, pero as vacinas póñenllas en San Román. Non é lóxico!», expone la madre, que denuncia la falta de servicios básicos, como cobertura móvil, Internet... A dinamizar la zona contribuyen colectivos como la ANPA de San Román. «O principal problema -concluyen- é a falta de poboación, sobre todo de xente nova, pero tamén o individualismo e a desunión».