Una clínica de Granada pide permiso para fecundar hijos de tres padres

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Los tres padres genéticos
Ayerra

Si se aprueba la solicitud, España sería el primer país europeo en aplicar la técnica

12 abr 2017 . Actualizado a las 07:53 h.

En octubre del pasado año nació en una clínica de México el primer bebé del mundo libre de una enfermedad genética hereditaria provocada por un defecto en las mitocondrias, el síndrome de Leigh. Fue un hito logrado por un equipo de Estados Unidos que utilizó la técnica popularmente conocida como hijos de tres padres, para la que se requiere la donación del citoplasma, que contiene las mitocondrias, de una donante sana. Utilizaron un procedimiento, llamado técnicamente como Donación de Ooplasma en Reproducción Asistida (Dora), que había creado y publicado 16 años antes un grupo liderado por el científico checo Jan Tesarik y por la doctora Carmen Mendoza. Ahora, estos dos mismos científicos quieren que España se convierta en el primer país de Europa donde nazca un niño mediante la utilización de esta técnica. Incluso por delante del Reino Unido, donde ya se ha concedido la primera autorización para poder hacerlo.

Jan Tesarik, en la actualidad director científico de la clínica de reproducción asistida MARGen de Granada, acaba de presentar la primera solicitud en España, en este caso a la Junta de Andalucía, para llevar adelante un proyecto de investigación clínica para emplear el método, tanto en mujeres portadoras de enfermedades mitocondriales como en parejas con repetidos fracasos en reproducción asistida. De esta forma se iría más allá de lo autorizado en Gran Bretaña, que limita el procedimiento a las enfermedades hereditarias. «La gente piensa que se trata solo de curar problemas relacionados con la mitocondria, pero esta técnica se puede emplear para mejorar la calidad de los óvulos de pacientes con fracasos repetidos en tratamientos por fecundación», explica Tesarik.

España, a diferencia de Gran Bretaña, no dispone de una ley específica que ampare este tipo de prácticas, pero sí encaja en la ley de Reproducción Humana del 2005, que prevé un permiso especial para otras técnicas no autorizadas expresamente, y en la norma de Investigación Biomédica del 2007, que regula la utilización de células y tejidos de origen embrionario humano.

«España -dice el ginecólogo- tiene una de las legislaciones de reproducción asistida más avanzadas de Europa, por lo que no sería necesario cambiar ninguna ley. Los protocolos se ajustan a la normativa vigente». La propuesta debe pasar, eso sí, por un comité de ética, en este caso el de la Universidad de Granada, que tiene que garantizar en todo momento el consentimiento informado de los pacientes y otra serie de requisitos. 

«Una cuestión de orgullo»

La iniciativa se ha presentado bajo la forma de proyecto de investigación, aunque en realidad la técnica ya está lo suficientemente madura. «Una vez tengamos el permiso, podemos empezar directamente a crear niños», resalta Tesarik, quien cree que «es una cuestión de orgullo nacional que España haga algo de forma pionera en Europa y nos podamos adelantar a Gran Bretaña». Pero la iniciativa también pretende identificar los pacientes portadores de enfermedades mitocondriales y de otros errores que provocan fallos repetitivos en los procesos de fecundación artificial, perfeccionar los métodos de micromanipulación celular y analizar el estado de salud de los niños nacidos después de la aplicación del procedimiento.

Aunque también existe otra alternativa, lo más habitual para corregir los defectos mitocondriales consiste, a grandes rasgos, en la transferencia del núcleo celular de la paciente en el óvulo de la donante, a la que previamente se le ha extraído el núcleo, y luego se procede a la inseminación. Fue el método que aplicó el pasado año un equipo de EE.UU. para librar a un recién nacido de la enfermedad de Leigh. El mismo que publicó en el 2000 Tesarik. «No tenían que pedirme permiso para utilizarlo, pero por una cuestión de cortesía podían citar la fuente», se lamenta.