José Antonio Arrabal falleció el pasado 2 de abril solo, tras ingerir una combinación letal de medicamentos adquiridos por Internet
06 abr 2017 . Actualizado a las 11:09 h.«Si estás viendo este vídeo es que he conseguido ser libre». Quien habla es José Antonio Arrabal, un enfermo de Esclerosis lateral amiotrófica (ELA) de Alcobendas (Madrid) que decidió acabar con su vida el pasado 2 de abril. Lo hizo solo, pero grabó un vídeo como alegato final para reclamar el suicidio asistido en España, según informa El País.
José Antonio explica cómo la enfermedad, diagnosticada en agosto del 2015, ha ido reduciendo su autonomía, hasta el punto de no poder levantarse de la cama, ni acostarse, ni darse la vuelta, limpiarse o comer solo. «Cuando te diagnostican la ELA te están dando la sentencia de muerte tal cual», afirma.
Tomó la difícil decisión de llevar a cabo un suicidio asistido, ingerir una combinación de medicamentos letales que compró por Internet. Critica que, de hacerlo médicamente «aquí habría un doctor que me habría recetado la medicación y yo me la tomaría y moriría dulcemente. De esta forma, lo tengo que hacer por mi cuenta, me parece indignante».
La Ley de Autonomía del Paciente vigente en España admite la sedación en la agonía, pero el profesional nunca debe provocar la muerte de un paciente, ni siquiera aunque este haga una petición expresa. Por eso, no tiene cabida en la legislación española ni la eutanasia ni el suicidio asistido, ya que proporcionar los médicamente adecuados provocaría la muerte, aunque sea por la situación terminal del paciente y con su voluntad.
José Antonio Arrabal también ha que renunciar a terminar su vida rodeado de sus seres queridos: «Me parece indignante que una persona tenga que morir sola y en la clandestinidad. Me parece indignante que tu familia se tenga que manchar de casa para no verse comprometido en el tema y acabar en la cárcel». El suicidio asistido está penalizado en España por el artículo 143 del Código Penal.
El vídeo termina con una pantalla en negro en las que explican que José Antonio pudo ingerir sin ayuda los medicamentos letales gracias a que aún conservaba algo de movilidad en la mano derecha, así como la capacidad de sorber líquidos. La ingesta le provocó un sueño profundo, parada cardiorespiratoria y la muerte.
Y al final, su deseo expreso: que en los últimos segundos de su vida, quienes vean el vídeo escuchen la canción «Libre», de Nino Bravo.