¿Por qué explotan las baterías de litio?

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

AFP

El caso de la pasajera de un avión a la que le estallaron los auriculares en la cara es un hecho aislado y el problema no es la pila, sino el diseño y fabricación de los dispositivos

16 mar 2017 . Actualizado a las 07:59 h.

«Cuando me di la vuelta sentí las quemaduras en mi rostro. Había chispas y un poco de fuego». Es el testimonio de la joven australiana que sufrió quemaduras en la cara y en las manos por la explosión de sus auriculares inhalámbricos durante un vuelo entre Pekín y Melbourne. El suyo fue un caso excepcional por la gravedad del accidente, pero no es ni el primero de este tipo que se produce en un avión ni la primera vez que explota un aparato electrónico que funciona con baterías de iones de litio. Este problema, de hecho, obligó a Samsung a suspender la venta de su modelo S7. Pero el verdadero culpable no es el litio, un material que aunque es cierto que es muy reactivo, nunca debería provocar una explosión si los aparatos a los que alimenta están bien diseñados y fabricados o si no se realiza una manipulación incorrecta. Si esto ocurre, la clave para abortar cualquier incidente pasa por evitar que se recalienten. Es la señal de alarma para apagar el ordenador, el móvil, los auriculares o cualquier otro dispositivo al que le suministra energía.

¿Cuál es el motivo de que pueden llegar a explotar?

Que las baterías de litio exploten no deja de ser algo excepcional, pero si ocurre se debe, entre otras causas, a un calentamiento excesivo o a una manipulación indebida del aparato que puede llevarlo a ser sometido a una presión inadecuado, como, por ejemplo, cuando alguien se sienta encima del dispositivo. «Las baterías no dejan de ser pilas que se sobrecalientan porque se está extrayendo energía de ellas y los componentes que hay alrededor de ellas también lo hacen. Y cuando se alcanza una temperatura crítica explotan», explica Antonio García Loureiro, del departamento de Electrónica y Computación del Centro Singular de Investigación en Tecnoloxías da Información de la Universidade de Santiago. «Son más seguras que las antiguas, pero más delicadas porque soportan mucho peor las descargas profundas, lo que puede dañar las celdas», apunta Víctor Ángel Alfonsín Pérez, máster en Ingeniería Térmica por la Universidade de Vigo.

¿Y la causa original?

El sobrecalentamiento o su manipulación indebida es la causa final de la explosión, pero la raíz del problema se encuentra en un mal diseño del aparato en el que se coloca la batería, como le pudo haber ocurrido al Samsung 7, en una deficitaria fabricación de la misma, en un error del software que regula el proceso de carga o en un fallo en los controles de calidad. «Si el móvil o cualquier otro dispositivo están bien diseñados no debería tener ningún problema», advierte García Loureiro. Y lo mismo cree Alfonsín Pérez, quien piensa que a veces se puede arriesgar demasiado. «Cada vez queremos más energía en menos espacio y por menos dinero, pero hay unos límites», dice.

¿Cómo es el proceso químico que genera la explosión?

El interior de una batería contiene electrodos enrollados sobre sí mismos y es ahí donde se producen las reacciones químicas que permiten el transporte de electrones. Un excesivo aumento de la temperatura o un sobrevoltaje forma burbujas de oxígeno, dióxido de carbono y otros gases, que ocupan cada vez más espacio aumentando la presión, hasta el punto en el que el sistema no aguanta más y explota.

¿Por qué se han producido varios accidentes en aviones?

Por pura casualidad, ya que no hay ninguna razón técnica que lo explique. «Lo que ocurre es que como cada vez hay más gente que viaja en aviones con aparatos electrónicos aumentan las probabilidades, pero el riesgo no es mayor ni menor que en tierra», corrobora Alfonsín.