La amenaza judicial obliga a los padres a cuidar más la alimentación de sus hijos

María Cedrón REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

XOAN CARLOS GIL

Médicos advierten que inculcar buenos hábitos desde bebé frena el sobrepeso, que afecta a uno de cada tres niños

22 ene 2017 . Actualizado a las 18:54 h.

«Hay que inculcar a los niños buenos hábitos alimenticios desde incluso la lactancia». Para la presidenta de la Asociación Gallega de Pediatría de Atención Primaria, Teresa Valls, la educación es fundamental para frenar un problema que afecta en España y, por extrapolación en Galicia, a uno de cada tres niños, cuando se toman los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero el porcentaje baja cuando el referente son otras estadísticas elaboradas en la Península que hablan de uno cada cuatro.

La advertencia lanzada por algunos fiscales de menores sobre el hecho de que descuidar la dieta de los hijos, con la consecuencia de que estos adquieran un sobrepeso que dañe su salud, puede derivar en la pérdida de la custodia en caso de separación, obliga a los padres a no descuidar la alimentación de los menores enseñándoles buenos hábitos alimentarios. Pero más que por la advertencia judicial, por una cuestión de salud. «La bollería industrial, las chucherías o bebidas azucaradas deben de ser algo extraordinario que solo consuman en un cumpleaños o un evento. No deben de convertirse en algo habitual», explica la pediatra.

La cuestión es por qué España es el país con la mayor prevalencia de obesidad infantil de Europa cuando es un Estado con productos de gran calidad. Por qué habiendo aceite de oliva, naranjas, pescado fresco cada día o carne de calidad, la dieta en muchos hogares mira hacia otros productos como las galletas o los cereales reelaborados con aceite de palma, las hamburguesas que vienen hechas, los bollos con grasa animal o los zumos con azúcares añadidos.

La raíz del problema es una combinación de causas: «Hay un alto consumo de comida precocinada que tiene muchas más calorías, pero además ha aumentado mucho el sedentarismo. Hay que comer de todo, hacer unas cuatro o cinco comidas al día, no picar entre horas, beber agua, dejar los refrescos...», apunta Valls, que recuerda que «un vaso de zumo que no es natural nunca equivale a una pieza de fruta». E invita a tener cuidado con la publicidad engañosa que exalta las bondades de productos que, luego, no lo son tanto.

La receta para comer bien y sano la resume en pocas palabras la endocrina Teresa Martínez: «Hay que recuperar el hábito de hacer la comida porque todo depende de qué se use». E indica que no es un problema de tiempo, «es una cuestión de pérdida de hábito». De hecho, defiende que hay que comer de todo, pero mejor hecho en casa.

Y lo explica indultando a dos de los platos con peor fama en el mundo de la dietética: la hamburguesa y la pizza. «La hamburguesa es una comida ideal tanto para los niños como para los adultos porque contiene hidratos de carbono del pan, fibra y vitaminas de las verduras, la proteína de la carne... No es lo mismo desde luego una hamburguesa hecha en casa que una elaborada que se compra fuera y que no sabe igual por todos los aditivos que lleva para darle un sabor más sugerente al paladar y que son mucho más calóricos. Lo mismo ocurre con la pizza», dice. Pero sobre todo reivindica una cosa: recuperar el bocadillo. El de toda la vida.