«Vanity Fair» se enamoró de este jardín

SOCIEDAD

Mili Méndez / Marco Gundín

La publicación considera que el entorno del pazo de Faramello, situado en el municipio de Rois, es un «parque temático de Galicia» que hay que visitar en este 2017

10 ene 2017 . Actualizado a las 15:47 h.

«En España, los jardines de los pazos son un capítulo aparte y, entre ellos, el de Faramello, un subcapítulo importante». El 2017 comenzó para Gonzalo Rivero de Aguilar con este regalo. El que le ha brindado una de las revistas de tendencias más influyentes. Vanity Fair destaca los jardines de su pazo como los primeros para visitar este 2017 en todo el panorama nacional. «La bloguera Anabel Vázquez vino este verano. Sabía que iba a escribir algo, pero leer su artículo ha sido una sorpresa», reconoce el propietario del inmueble. Gonzalo es descendiente directo del Marqués de Piombino, el impulsor de este espacio ubicado en Rois, a unos 12 kilómetros de Santiago. «Esta finca nació en 1710 por una historia de amor. El marqués vino a hacer el Camino, se enamoró y se olvidó de Génova», cuenta la paisajista Esther Troncoso. Algo especial tiene que tener este lugar capaz de poner de acuerdo a dos autoras tan diferentes como fueron Rosalía de Castro («a súa beleza conxeloume a alma») y Emilia Pardo Bazán («pazos hay muchos, el del Faramello es único»).

En su día fue la primera fábrica de papel de Galicia. «Al igual que el inmueble, que tuvo un origen industrial, los jardines, de estilo francés, no son nada ostentosos, te sientes cómoda tan pronto cruzas el portón», comenta la paisajista. Es invierno, y los ciruelos japoneses de la terraza, las hortensias y los fresnos están desnudos. Lo que nunca falta es el verde del musgo que trepa por la piedra y el del bosque que rodea la propiedad. «Los eucaliptos se han talado y en su lugar se están plantando avellanos, abedules o madroños. Los castaños casi nacen solos. El terreno es muy húmedo», explica Esther. «Aquí te puedes dar todo un shinrin-yoku, ¡un baño de bosque antiestrés!», exclama. No hace falta mojarse, aunque el agua es sin duda la protagonista del jardín. Un afluente del Sar lo separa del Camino de la Traslatio que pasa por Faramello. El sonido de las cascadas es omnipresente en el recorrido. «Lo particular de estos jardines es que están sobre los tejados de la antigua fábrica, de ahí su forma escalonada, siguiendo las terrazas del cañón del río. Son la primera cubierta vegetal diseñada en Europa», incide Gonzalo. «La reportera de Vanity Fair dijo que era como un parque temático de Galicia: celta, xacobeo, sacro, industrial, revolucionario y monárquico al mismo tiempo», añade. Revolucionario porque escondió en sus caballerizas el arsenal contra las tropas francesas. Monárquico porque fue la residencia de verano de Alfonso XIII, quien ordenó colocar un banco que todavía se conserva, «el de la reina».

Un retablo del maestro José Gambino, dos cruceros declarados BIC o el acebo centenario que decora el escudo del Concello de Rois son otros de los encantos de la finca. También el «Xardín do recordo». Un terreno público que Gonzalo cedió para las víctimas del Alvia. Aquí los cercis y los arces tienen nombre, el de los fallecidos en el tren, y fueron plantados por sus propios familiares. «Me quedo con lo que me dijo una de las madres -recuerda Esther-, con la belleza colateral que descubrió en Faramello».