La SGAE aprieta a comerciantes gallegos

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

ALBERTO LÓPEZ

Exige mediante cartas y llamadas telefónicas la firma de un contrato y el abono de cuotas por poner música en los establecimientos; en Lugo muchos se niegan a pagar

05 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hemos comprobado que, en el negocio del que usted es titular, se están utilizando obras del repertorio administrado por SGAE y fonogramas que devengan derechos de propiedad intelectual que son gestionados por las entidades AGEDI y AIE». Este es el encabezamiento de una carta certificada que han recibido numerosos comerciantes de Lugo en las últimas semanas, en las que les dan quince días de plazo para suscribir un contrato y pagar «los derechos de remuneración» a esas dos entidades. El hilo musical tiene un precio. Algunos, para evitar problemas, ya han abonado las cuotas, fijadas por la sociedad de autores en función de los metros cuadrados de superficie del local y que podrían suponer una media de 200 euros al año. Pero otros, como Sonia Vázquez Rodríguez y Luz Aldariz González, propietarias de dos comercios de ropa, han decidido plantarle cara.

Luz Aldariz, que regentó un bar durante 25 años, se libró de la presión de la SGAE en hostelería, gracias a la Asociación de Empresarios de Montijo y Comarca (Ademyc), que la asesoró en aquel momento. Ahora recurrió de nuevo a ella, después de una llamada de la representante de la sociedad en Lugo, que le comunicó que había comprobado que estaban poniendo música en la tienda. «Cuando recibí la primera llamada, que me pareció amenazante, colgué», explicó la titular del negocio.

«Como tengo experiencia del bar, en mi tienda solamente se escucha música libre de derechos de autor, pero creo que la representante de zona vio el televisor que tenía para pasar imágenes de la ropa que vendo y llamó».

Luz señaló que, cuando volvieron a telefonear, les dijo que no iba a firmar ni a pagar absolutamente nada. «Me mandaron una carta certificada, que no recogí, y me puse en contacto con Ademyc, la asociación de Montijo, donde me dijeron el tipo de música que puedo poner».

La autónoma recibió una tercera llamada en la que le comunicaron que iban a pasar por el local para la firma del contrato. «Les respondí que estaba en mi derecho de impedirles la entrada a la tienda. Me dijeron que iban a supervisar si era verdad lo que les había dicho de que la música estaba libre de derechos de autor y no volví a saber nada de ellos».

«Cuando regentaba el bar -señaló- tenía que pagarles cada dos o tres meses cerca de seis euros. ¡Cuánto dinero tirado!». «Si vienen por aquí, -añadió- automáticamente los echo y si le dan mis datos a terceros, como hicieron con el bar, los denuncio». «El pequeño comercio -añadió- no puede sobrevivir a todo esto».

Sonia Vázquez Rodríguez recibió dos cartas certificadas de la SGAE, una por cada una de sus tiendas. Como está en desacuerdo con el pago a la sociedad de autores, empezó a buscar información y asesoramiento. Primero se puso en contacto con la Confederación de Empresarios de Lugo, donde, le dijeron que a la larga iba a tener que pagar. Este argumento lo mantiene también la Federación Gallega de Comercio. No le convenció esta respuesta y acabó también en la asociación de Montijo.

«Llamaron de SGAE -explicó- creo que era el día de Nochebuena, preguntando por el jefe. Yo les pedí que me mandaran una lista de los autores que no puedo reproducir y no he recibido respuesta. Sin embargo, a mí, en mi negocio me exigen tener los precios en las prendas, los materiales, la procedencia...».

La autónoma lucense envió un burofax a la Sociedad General de Autores en el que le comunican la renuncia «al uso y disfrute de todas y cada una de las obras contenidas en el repertorio de la SGAE» e informa de la decisión de no formalizar el contrato. En el documento apunta también que tiene «serias dudas sobre cómo SGAE gestiona el uso de los fondos adquiridos con las tasas».

«No voy a pagar. Como llegue la carta, apago la radio»

No es algo desconocido para los que entienden de márketing que poner una banda sonora adecuada en un local comercial estimula el consumo. De hecho, basta con dar un paseo por el centro de ciudades como A Coruña para comprobar como las tiendas de grandes multinacionales del textil eligen unas canciones que invitan a relajarse y dejarse llevar por la llamada de las últimas novedades. Pero no solo eso. En urbes como Nueva York hay marcas cuya tienda imita incluso una discoteca con pinchadiscos. Al contrario, esa es un arma que ya no usan otros locales más tradicionales donde no echan mano más que del sonido ambiente. En parte porque no quieren exponerse a la llamada de la SGAE. En algunas lo único que se escucha son las noticias. «No tengo puesta ninguna canción, solo uso la radio para mí ahí atrás», dice la dueña de un pequeño comercio textil que hay en la coruñesa calle de La Torre. De todas formas, dice una cartera que reparte correspondencia por la zona, que estos días por aquí no han llegado ninguna de esas cartas que suelen venir certificadas.

Un poco más abajo, en otra tienda de ropa y complementos variados que hay en una de las calles que parte de la plaza de España, suena una canción que sale de la radio.

-¿Le ha llegado alguna carta de la SGAE para indicarle que tiene que pagar derechos de autor por poner estos temas en el local?

-No llegó nada, ninguna notificación, pero tampoco lo sabía y no voy a pagar. Como llegue la carta, apago la radio. Era lo que faltaba.

Ahí queda la advertencia.