La conciliación tiene costes pero puede ser rentable, aseguran varios expertos

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

SOCIEDAD

Mila Méndez / Álex López-Benito

En un debate en la Barrié alertaron sobre la inflexibilidad de algunos entes públicos

29 dic 2016 . Actualizado a las 15:35 h.

Intenso debate en la sede de la Fundación Barrié de A Coruña sobre Conciliación de la vida laboral y familiar. ¿Es posible trabajar para vivir?. Entre los datos del planteamiento inicial estaba la productividad, que, según la Asociación de Becarios de la Barrié que organizó el acto, en España es menor que la media de la zona euro. Así, mientras los españoles trabajan 1.689 horas al año, produciendo por valor de 32 euros cada hora, los alemanes laboran 1.371 horas y producen unos 42 euros por hora. La bajada de los salarios ha elevado la competitividad de los españoles, pero a costa de cobrar menos. A ello se une, según señaló Diego Varela, profesor de Economía en la UDC, el descenso de la demografía, un problema especialmente grave en Galicia.

Al envejecimiento también se refirió Matilde Massó, profesora de sociología de la Universidad coruñesa, para quien «proporcionar un cuidado adecuado de niños y ancianos es, sobre todo, un derecho social». Para Massó, «no podemos quedarnos en el voluntarismo», ya que la conciliación «abarca muchas esferas», y explicó cómo empresarios y sindicatos «siguen con una mentalidad muy patriarcal, viendo la conciliación como un cosa de mujeres; pero deben conciliar las personas, no solo las mujeres».

Las declaraciones a este diario de otra de las participantes en el debate, Marcela Parga, abogada, relatando cómo en su empresa saliendo antes había aumentado la facturación, generaron un cierto debate, porque «da la impresión de que la conciliación es un chollo, no cuesta nada y da beneficios», decía Varela. Y detallaba: «La conciliación sí que tiene costes para las empresas y los Gobiernos, pero puede tener beneficios que compensen esos costes, puede ser una inversión con un beneficio futuro».

Las ventajas de conciliar «pueden ser internas de la empresa que lo aplica, con un gasto que se vea recompensado en un mayor compromiso de sus empleados y una mayor productividad». Pero en muchos casos, explicaba, «los beneficios recaen en la sociedad». Por ello, su conclusión era clara: «Las empresas deben invertir en conciliación». 

Base del modelo de bienestar

Massó señalaba que la conciliación se percibe en las empresas como un tema secundario, «algo que queda bien dentro de las políticas de recursos humanos». Sin embargo, demandaba «que todos los actores sociales se mentalicen de que es un problema relevante: estamos hablando de nuestro modelo de bienestar». En la misma línea, argumentaba que en España el Estado de bienestar es débil, ya que no responde a políticas de servicios públicos de calidad para el cuidado de niños y ancianos, sino a parches como es el recurso habitual a las familias para poder conciliar y, por ello, «como modelo social esto es insostenible».

A los distintos enfoques aportados por los especialistas, como la economista María Castro o la citada Marcela Parga, se sumó un público participativo con intervenciones como la de una madre que llegó a emocionarse al relatar una situación cuando menos sorprendente: es la cabeza de una familia monoparental con varios hijos, entre ellos una niña de 10 años. Viven al lado del colegio al que va la cría, «que es muy responsable», decía la madre, pero a la que el centro no le deja regresar a casa si no la recoge un adulto. La solución es que sale del colegio en el bus escolar, que la deja en una parada a varios cientos de metros de su vivienda, a la que va andando. La inflexibilidad de algunos organismos públicos, como el caso de este colegio, fue una de las cuestiones sobre las que alertaron los expertos.