Las ventosidades de las vacas darían energía para abastecer a 35.000 hogares gallegos

Xoán Ramón Alvite Alvite
XOÁN RAMÓN ALVITE REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

OSCAR CELA

Algunas granjas aprovechan ya el metano para tener electricidad

04 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Además de leche y carne, las vacas también pueden dar electricidad. Y mucha, aunque resulte difícil de creer. De hecho, las 550.000 vacas adultas que, a día de hoy, hay censadas en Galicia tienen potencial suficiente como para abastecer de energía a más de 30.000 hogares cada año.

El secreto parece estar en su panza y, más concretamente, en los gases que se generan en ella durante todo el proceso digestivo. Entre estos compuestos químicos se encuentra el metano, un hidrocarburo con gran capacidad para generar energía y del que una vaca adulta produce alrededor de 300 litros diarios. Cantidad suficiente, por ejemplo, para mantener un frigorífico de pequeño tamaño durante toda una jornada, tal y como han podido comprobar en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina.

Estos científicos han diseñado una mochila que se fija a los lomos del animal y que, a través de un sistema de tubos, permite extraer y almacenar todo el metano que se produce en el rumen del animal. Posteriormente se somete a un proceso de filtrado, depuración y compresión para optimizar su uso como un combustible que, por ejemplo, permite arrancar el motor de un coche.

Evidentemente, la utilización de este sistema para la extracción del metano en la totalidad de la cabaña ganadera resulta, por el momento, imposible tanto desde el punto de vista técnico como económico. Los estudios y avances conseguidos en este campo permiten, sin embargo, afrontar con mayor optimismo la búsqueda de soluciones al grave problema que el metano ganadero -25 veces más contaminante que el dióxido de carbono- genera en el medio ambiente. 

Inversiones en colectores

De hecho, un alto porcentaje de los gases de efecto invernadero son causados por la ganadería, tanto por la digestión de las vacas como por el estiércol. Este último extremo está siendo aprovechado ya por algunas explotaciones ganaderas que no han dudado en llevar a cabo importantes inversiones en la instalación de colectores que, aprovechando precisamente la fermentación de los purines y el estiércol que producen sus animales, generan grandes cantidades de metano que posteriormente utilizan como fuente de energía para dar calor o electricidad a sus viviendas y granjas.

Al parecer, la colocación de una instalación de este tipo en una granja vacuna gallega de tamaño medio oscilaría entre los 45.000 y los 60.00 euros, cantidades que se amortizarían en poco más de cinco años, según apunta desde una de las empresas que se dedican a la fabricación de equipos de aprovechamiento del metano.

Si bien resulta imposible evitar las deposiciones de los animales, no ocurre lo mismo con sus flatulencias que, en breve, podrían empezar a reducirse de forma importante gracias a un polvo antiácido.

Un polvo antiácido para reducir sus eructos y el efecto invernadero

Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un 18% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero que se lanzan a la atmósfera proceden de la ganadería y, de ellas, un 40% proceden de la digestión de las vacas y un 15% más de la descomposición del estiércol. Pero, además, en cada resoplido de las vacas, que en realidad son eructos, se expulsa también metano, uno de gases responsables del calentamiento global que vive el planeta.

Por eso desde hace tiempo los investigadores han trabajado para inhibir la producción de metano en los rumiantes. Al menos esa es la principal conclusión que se extrae de los ensayos realizados con la molécula 3-nitrooxypropanol (3NOP), desarrollada por el Departamento de Sanidad Animal de la Universidad de Pensilvania, y que, al parecer, permite reducir hasta en un 40% las emisiones de metano del ganado.

Este compuesto que, supuestamente, no influye ni en la producción ni en la composición de la leche, se presentaría como un polvo fácilmente mezclable con el pienso que favorecería la digestión de las reses evitando la formación del metano en el estómago de la vaca y eliminando los efectos nocivos que tiene su expulsión a la atmósfera.