Sale a luz un archivo clandestino con 900 fotos de la Guerra Civil

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

SOCIEDAD

Franco y Aranda en una comida de campaña en Asturias en octubre de 1937. Pocos días después, el coronel Mussió sería fusilado
Franco y Aranda en una comida de campaña en Asturias en octubre de 1937. Pocos días después, el coronel Mussió sería fusilado

Las imágenes inéditas de un recluta del bando nacional documentan con realismo la contienda

03 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La web del Museo do Pobo Estradense (www.museo.aestrada.com) acaba de poner a disposición del público el impresionante archivo fotográfico de la Guerra Civil del estradense Mario Blanco Fuentes (1917-2000), quien además de alcalde del municipio fue, sin haberlo buscado, reportero de guerra. 

«Ey, carballeira». Es el único testimonio de uso del gallego en el bando nacional. Se lee: «Ey, carballeira. A quen me dea un pau doulle un peso»
«Ey, carballeira». Es el único testimonio de uso del gallego en el bando nacional. Se lee: «Ey, carballeira. A quen me dea un pau doulle un peso» mario blanco

Con veinte años fue reclutado por el bando nacional para el departamento de Sanidad Militar. Una recomendación familiar y su afición a la fotografía lo libraron de poner vendas y lo colocaron tras el objetivo de una cámara Leica. Integrado en el equipo de fotógrafos del Cuerpo de Ejército de Galicia (CEG) documentó entre los años 1937 y 1939 el avance de las tropas desde Galicia hasta Valencia. Su misión no era hacer retratos ni deleitarse en el paisaje, sino cartografiar el avance de las tropas y facilitar al Estado Mayor un valioso material para definir tácticas militares.

Prisioneros del Ejército republicano. Al fotógrafo le tocó retratar dos grandes reveses republicanos: la batalla de Teruel y la de Belchite
Prisioneros del Ejército republicano. Al fotógrafo le tocó retratar dos grandes reveses republicanos: la batalla de Teruel y la de Belchite mario blanco

No estaba permitido quedarse las instantáneas. Sin embargo, Mario Blanco tuvo acceso a un sello de la censura que le permitió hacer envíos clandestinos a su domicilio, burlando los estrictos controles de correspondencia. Fue así como llegó a reunir cerca de novecientas fotos en las que retrata con objetividad la crudeza de la Guerra Civil. La familia, que ha cedido este valioso material al museo, quiere convertirlo en una llamada a la reconciliación para enterrar bajo toneladas de tolerancia la barbarie de la contienda fratricida.