Antonio González: «Yo estoy sentenciado y hay muchos compañeros que están en peligro»

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

XOAN CARLOS GIL

Sigue la batalla legal de la silicosis del granito y la cantera; un afectado gallego cuenta su historia

25 ene 2023 . Actualizado a las 15:57 h.

Su vida laboral acabó de repente, con 46 años y un diagnóstico demoledor: silicosis en grado tres. Antonio González Gándara pasó ocho años trabajando en una cantera y catorce más en un aserradero cortando tableros de granito. «De pronto encadené una temporada en la que me encontraba muy decaído, con mucha fatiga, me costaba mucho subir escaleras y el último invierno había tenido dos catarros que no se curaban nunca», recuerda este vecino de O Porriño, que paradójicamente superó todos los reconocimientos médicos que le hizo la empresa: «Siempre estaba apto para trabajar».

Cansado de su situación de abatimiento, decidió ir por su cuenta a una consulta privada, «y tan pronto como el neumólogo vio una simple radiografía se le pusieron los ojos como platos. Me saltó en todas las narices. Tuve que hacer un TAC más preciso que ya confirmó que tenía un pulmón dañado y un nódulo bastante desarrollado y había que descartar que fuese cáncer». Finalmente, una biopsia desechó que se tratara de un tumor, pero desveló que sufría una silicosis en grado tres, lo que conllevó primero una baja por enfermedad laboral y más tarde una invalidez total.

Tan pronto como González Gándara tuvo conocimiento de la enfermedad se lo comunicó a su empresa, cuya mutua ya se hizo cargo de las pruebas y de enviarlo a Oviedo, donde se encuentra el centro de referencia de la silicosis. Aunque en un principio la compañía puso de su parte, pronto las cosas cambiaron y tuvo que poner su caso en manos de los abogados de la Asociación Gallega de Afectados por la Silicosis (Osílice), que representa a 300 gallegos que padecen esta enfermedad, la mayoría de los cuales por trabajar en canteras de granito.

«A mí lo que me sorprende es que durante años se pudiese ser tan negligente, haciendo reconocimientos médicos donde se dice que soy apto para trabajar, y con una simple radiografía se podría haber evitado la evolución de la enfermedad. Yo estoy sentenciado, pero muchos compañeros están en peligro», denunció Antonio González, que también puso en entredicho las medidas de prevención de riesgos laborales de muchas empresas que trabajan con granito. «Cuando se hacen las mediciones de polvo la empresa está alertada y todo está limpio y correcto para que quede escrito sobre el papel, pero eso se hace ese día puntualmente, el resto no, y día tras día vas tragándote el polvo. La prevención tiene un coste económico y el protocolo de la silicosis también, y muchas empresas no están dispuestas a pagarlo», explicó.

Trabajos en vía húmeda

Recientemente, en una jornada del Clúster de la Pizarra en Valdeorras, se analizaron los trabajos en vía húmeda. Javier Madera, jefe de servicio del departamento técnico del Instituto Nacional de Silicosis, destacó su «eficacia total», porque evita que el polvo quede en suspensión. Ese es el futuro. Las batallas legales relacionadas con el pasado reciente continúan. En el País Vasco acaban de absolver a dos fabricantes de encimeras para los que afectados de toda España pedían cárcel. La jueza, sin embargo, cree que tendrían derecho a indemnización, pero «por la vía civil».

González Gándara también acaba de acudir a un juicio relacionado con su caso en el que la mutua de la empresa en la que trabajaba pelea contra la Seguridad Social para ver quién corre con los gastos de su indemnización, una vista en la que cuestionó las medidas de seguridad que aplicaba dicha compañía, a la que acusa de no cumplir lo marcado por la ley y de exponer a los trabajadores a un grave riesgo. Hace dos años que le fue concedida la invalidez total, y en este tiempo parece que la silicosis se ha estabilizado. Pero el día a día no es fácil: «Hago vida de jubilado, sin realizar ningún tipo de esfuerzo. El otro día se averió el ascensor de mi edificio, y yo vivo en un cuarto. Llegué asfixiado a casa».

Procesos judiciales muy complicados que pueden hundir los pequeños negocios

La falta de normativas específicas de seguridad, la inexistencia de herramientas que evitaran la generación de polvo y la vista gorda que hacían algunas empresas son varias de las causas que pueden explicar la aparición en los últimos años de numerosos casos de silicosis en los trabajadores de canteras y de aserraderos de tableros de granito. El despacho de abogados Clems es uno de los que está especializado en defender a clientes afectados por esta enfermedad, y diferencia claramente entre lo que sucede en la actualidad, «donde la mayoría de compañías cumplen la ley» y lo que pasaba hace unos treinta años, ya que hasta los 90 no se aprobaron las leyes de prevención de riesgos laborales que obligaban a extremar las medidas de precaución, a lo que se suma que hasta hace poco tiempo tampoco existían en el mercado herramientas especiales de corte con hilo de diamantado que evitaran la generación de polvo de sílice.

Por estos motivos, los procesos judiciales relacionados con estos casos son muy complejos, ya que la mayoría de los enfermos llevan más de 30 años trabajando en el sector -gran parte de ellos en varias empresas distintas-, lo que hace muy difícil demostrar si hubo negligencia por parte de la compañía o si la enfermedad se comenzó a desarrollar con anterioridad, «cuando no había ley sobre medidas preventivas». Lo normal es que este tipo de vistas se resuelvan con una indemnización en base al convenio de canteras de la provincia de Pontevedra, con cantidades que van de los 50.000 a los 80.000 euros, aunque el juez también puede «aplicar el famoso recargo por medidas de seguridad, que obliga a pagar al trabajador cantidades muy altas, que pueden llevar al cierre de pequeños negocios, incapaces de asumir el coste de estas sentencias».

Una enfermedad vinculada tradicionalmente a la minería

La silicosis encabeza la lista de enfermedades respiratorias de origen laboral incapacitantes e irreversibles en los países desarrollados. Está ocasionada por la inhalación de sílice cristalina que desencadena una respuesta fibrótica en el parénquima pulmonar y que puede llegar ocasionar insuficiencia respiratoria crónica. En España, la silicosis se vinculó tradicionalmente con el sector de la minería, aunque en la actualidad también se han detectado numerosos casos entre los trabajadores de las canteras y aserraderos de granito.